Desde el derrocamiento de Muamar Gadafi en 2011 por la acción de la OTAN, Libia ha sido testigo de guerras civiles que han dejado al país destruido y dividido. En este contexto, las mafias libias han aprovechado la debilidad institucional y el vacío de poder para coordinar y lucrarse con el tráfico de inmigrantes, creando redes criminales que operan en el Mediterráneo.
Las mafias libias no se encuentran solas en estas operaciones de tráfico humano, sino que estas se valen de agentes terceros, tales como embarcaciones de ONGs, a las que avisan para que algunos viajes de estos migrantes sean en el barco de las organizaciones “humanitarias”. Esta es la investigación que Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, lleva a cabo acerca de la labor de Open Arms como actor necesario para el tráfico ilegal de seres humanos.
Las informaciones recientes señalan que la presencia de la ONG en zonas estratégicas coincide con movimientos coordinados de mafias que utilizan grupos de Facebook o Telegram para compartir con precisión las coordenadas de embarcaciones en peligro. Como ya sacó a la luz el periodista Rubén Pulido, estos grupos utilizan la imagen del barco de la ONG de Oscar Camps para atraer a los inmigrantes. Estas publicaciones anuncian la llegada de las operaciones de rescate y permiten a los traficantes organizar el traslado de migrantes, incrementando la rentabilidad de sus redes.
La investigación de Frontex ha puesto en evidencia que, en días previos a la llegada de las embarcaciones de Open Arms, las mafias comienzan a movilizarse, aprovechando la situación de vulnerabilidad que genera el conflicto interno y la ausencia del Estado libio. Resulta sospechoso, también, que los barcos de Open Arms usualmente se encuentren frente a las costas del país norafricano, esperando a que den la señal de “rescate”. Así, lo que en apariencia es un operativo de rescate humanitario se transforma en un mecanismo que, intencionada o involuntariamente, facilita el tráfico ilegal de personas.
El trabajo de la ONG es claro: pasar a los inmigrantes africanos a Europa. No importa que el puerto más cercano esté en Túnez, que Open Armas tacha de inseguro para los migrantes. Malta, Italia, España o Grecia son los destinos preferidos. Malta, un país que hace 20 años contaba con algo más de un 3% de inmigración se encuentra actualmente con un tercio de su población siendo extranjera. Lampedusa (Italia), con una población de 6000 habitantes se encontró con la llegada en dos días de más de 7000 inmigrantes con la participación de Open Arms en esta ocupación total de la isla italiana.
Mientras las mafias trafican con personas y las ONGs colaboran activamente, la situación empeora en las costas europeas, donde la llegada masiva de inmigrantes pone en peligro la seguridad y el modo de vivir de los países del sur europeo. Los empresarios del campo y la construcción, solicitantes de mano de obra barata, son los únicos beneficiados en una Europa que pierde gradualmente su identidad.