miércoles, enero 15, 2025

Delirios de la historia

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Hacía mucho tiempo que no me encontraba tan frustrado con el oficio de historiador, desde hace tiempo estamos viviendo una especie de revisionismo histórico de todo lo que suene a español, añadiendo por supuesto la revisión con perspectiva de género, que no me puede crear más rechazo. En el momento de escribir este artículo estoy doctorando en la Universidad de Valencia y mi correo universitario está atestado de mensajes feministas y boberías que nada tienen que ver con la historia.

Si os acercáis a la Facultad de Geografía e Historia es todavía peor, me recuerda a cómo era Somosaguas cuando estudié Ciencias Políticas. Antes este tipo de facultades eran la excepción, veo con horror que se está generalizando, por lo menos en las facultades de humanidades.

La perspectiva de género y la visión decolonial consiguen que se lleve a cabo la antihistoria, todo rigor histórico o metodología honesta de trabajo es tirado por los aires en favor de las modas, las directrices woke. Están retorciendo la historia para adecuarla a un relato preconcebido. Los mismos que señalaban con razón a Franco por intentar apropiarse de la historia en su provecho, retorciéndola, hacen a día de hoy lo mismo a cara descubierta y con una sonrisa en el rostro.

Esto mismo se puede apreciar también en algunas editoriales grandes y en los libros que publican. En algunos casos son un verdadero atentado a cualquier criterio histórico, pero ahí están, destacados en estanterías de librerías mientras a grandes autores, eminencias en sus campos de estudio, están con sus libros descatalogados y debes recurrir al mercado de segunda mano para conseguirlos.

También estoy cansado de ver a gente mediocre haciéndose la interesante, creyendo que sus trabajos, inútiles y chapuceros, son la verdadera ciencia. Apuestan por una especie de cientificismo que les otorga la verdad absoluta por seguir una metodología concreta y un sistema de citación. Como si sobre un tema concreto no se pudiera seguir avanzando y descubriendo fuentes y/o nuevas visiones y análisis valiosos desde perspectivas diferentes. Para ellos, sus compilaciones, por lo general no son más que eso, son una especie de sagradas escrituras reveladas al hombre por un ser superior, que ya no es Dios, son ellos.

He tenido la desgracia de observar de cerca a algunos de estos iluminados quejarse de que sus tesis no se leen, o de que la gente ya no se informa leyendo tesis doctorales. No sé en qué mundo viven, pero la gente de a pie no se aproxima a la historia leyendo tesis doctorales, ni pasa ahora ni pasaba hace cincuenta, sesenta o setenta años.

Sus tesis no se leen porque no le interesan a nadie, por no tener valor. En vez de creerse por encima del bien y del mal, sería mejor que fueran autocríticos y piensen en mejorar sus capacidades para así llegar a un público objetivamente más amplio. Además, así quizá dejen de falsificar la historia por modas y sesgos ideológicos y hagan algo de valor para los demás.

2 COMENTARIOS

  1. Tengo 57 años y ,por las cosas de la vida, no pude estudiar una carrera. Siempre quise estudiar Historia, mi pasión, y ahora, que tengo la oportunidad, me he puesto a hacerlo, por placer, ya que a mí edad, las expectativas laborales ya no son una motivación.
    Te leo y tengo que luchar contra el desánimo, pues no hay nada más frustrante que ver que tu esfuerzo personal podría ser baldío por intereses bastardos. Una cosa es la interpretación de los hechos y otra es la falta de objetividad por intereses partidistas.

  2. Cuanta razón, en lugar de valorar que un historiador es un enano a hombros de gigantes, destrozan la ciencia con mamarrachadas y burbujas de ego.

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