15 de julio de 2025

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La gran farsa de la digitalización en las aulas

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Tras vendernos como un absoluto avance la digitalización en las aulas, los datos han empezado a reflejar consecuencias nocivas para los alumnos. En los países donde se ha implementado la digitalización no existe ningún tipo de avance en lectura, matemáticas o ciencias. Sin embargo, los países que no han implementado este proyecto han mejorado en todos los parámetros, según el informe de la OCDE.

 

El informe señala que los alumnos que no usaron el ordenador en sus lecciones de matemáticas obtuvieron mejores resultados en las pruebas. Además, en los países en los que era más corriente usar internet en el colegio para los deberes descendió el rendimiento de lectura. El documento refleja que las competencias esenciales para la navegación en internet se pueden aprender con herramientas pedagógicas convencionales, y que la tecnología no supone un cambio cualitativo entre los alumnos de países más y menos desarrollados. 

 

En España todavía nos encontramos por debajo de la media de la OCDE en digitalización educativa. La propuesta política de aquí a unos años consiste en desarrollar cada vez más este proyecto, puesto que ningún partido político convencional ha puesto dicha cuestión sobre la mesa, haciendo caso omiso a estudios como el Informe PIRLS. Este estudio, que evalúa la competencia lectora de los estudiantes de cuarto de primaria, se lleva a cabo cada cinco años. Su propósito es ofrecer datos comparativos sobre el rendimiento de lectura de los estudiantes de diferentes países.

 

En el caso de Suecia, el país ya llevaba quince años implementando este formato de enseñanza. Tras la publicación del Informe PIRLS observaron que sus alumnos estaban sufriendo un grave retroceso en la lectura y dieron marcha atrás en la digitalización.  Ahora sus políticas hacen hincapié en una educación más tradicional, y en invertir en el desarrollo del lenguaje, la escritura y la lectura.

 

En Silicon Valley los hijos de directivos de Apple, Google y otros gigantes tecnológicos son educados en colegios sin tecnología y no tocan una pantalla hasta la secundaria. Esto choca con el propósito de los magnates de implementar las tecnologías en los colegios de la clase trabajadora, donde las consecuencias nocivas parecen no importar y se disfrazan como avances sociales. 

 

En definitiva, un uso limitado del ordenador y de las tabletas en el colegio puede ser mejor que no usarlos nunca, pero es más apropiado utilizar estos recursos de forma limitada y concreta. Todo ello sin dejar atrás los métodos tradicionales de estudio, puesto que un uso abusivo de las tecnologías conlleva resultados significativamente peores.