Cualquier persona a la que se le pregunte hoy en dĆa quĆ© conoce acerca de la ciudad de Vigo responderĆ” en primera instancia, casi con total seguridad āsobre todo si es de fuera de Galiciaā , con las luces de navidad. Raramente comentarĆ” de entrada lugares como su casco antiguo, el puerto, la playa de Samil o tan siquiera las vecinas y emblemĆ”ticas Islas CĆes. Todo eso ha pasado a un segundo lugar por debajo de las luces y de su alcalde Abel Caballero.
Todo comenzĆ³ allĆ” por 2018, cuando el susodicho alcalde anunciĆ³ al mundo entero que la ciudad olĆvica iba a inaugurar un alumbrado navideƱo que iba a estar por encima de las principales capitales mundiales, que iban a ser unas Navidades Top y que preguntarĆa al Ministro de InvestigaciĆ³n, por entonces el ex astronauta Pedro Duque, cĆ³mo se verĆan dichas luces desde el espacio. En definitiva, una puesta en escena bochornosa que por desgracia para sus ciudadanos puso a Vigo efectivamente en el Top de las capitales mundiales, pero del populismo bananero.
Desde entonces, aƱo tras aƱo, el alumbrado navideƱo ha elevado al protagonismo a la ciudad de Vigo y ello pareciĆ³ no pasar factura a Abel Caballero, quien ha repetido mandato tras las elecciones de 2019 y 2023. Para las navidades del presente aƱo 2023, el ayuntamiento prevĆ© batir un nuevo rĆ©cord e instalar un total de 11,5 millones de luces LED. Lo estrambĆ³tico del asunto invita a hacer analogĆas, puesto que con ello el Gobierno municipal parece interesado en deslumbrar a todo el mundo para que no pueda ver las miserias de la gestiĆ³n del PSOE. La administraciĆ³n encabezada por Abel Caballero ha sido seƱalada por parte de la oposiciĆ³n debido a posibles irregularidades, por la nula participaciĆ³n de los vigueses en los presupuestos municipales y su falta de atenciĆ³n a los problemas materiales de la gente en ellos.
Pero el delirio faraĆ³nico navideƱo es algo que ya trasciende a Vigo. Varias ciudades y villas espaƱolas han recogido el guante y poco a poco se estĆ”n uniendo a la carrera por sorprender y convertirse en referentes del absurdismo de forma transversal a izquierdas y derechas. El ayuntamiento de Zaragoza dirigido por Partido Popular y Vox insiste sorprendentemente en que el presupuesto de luces para este aƱo Ćŗnicamente asciende a unos 4000 euros cuando entre los tres aƱos anteriores lleva gastados mĆ”s de dos millones de euros en iluminaciĆ³n navideƱa (al tiempo que recorta en ayudas a colegios pĆŗblicos y al pequeƱo comercio). Los municipios mĆ”s pequeƱos tampoco se escapan a esta dinĆ”mica. Tenemos, por ejemplo, el Ć”rbol de navidad de la localidad cĆ”ntabra de TorreĆ³n de Cartes, el cual con 65 metros de altura se impone como el mayor de todo el paĆs por delante de los de Vigo y Badalona āciudad subcampeona en esta lamentable modalidadā o las 65.000 luces de la localidad leonesa de Almanza, la cual cuenta con una poblaciĆ³n aproximada de escasos seiscientos habitantes. TocarĆan a mĆ”s de 100 bombillas por habitante.
En la ciudad de Toledo, si bien las quejas no apuntan tanto al derroche, muchos vecinos del centro de la ciudad protestan por lo difĆcil que les resulta sobrevivir a una festividad navideƱa que en su caso dura semanas por el programa de actividades, que incluye shows y una enorme bola de navidad con luces y mĆŗsica.
Parece que en muchos municipios la navidad es una oportunidad para ocultar las dificultades por las que pasa gran parte de la poblaciĆ³n y sus gobiernos y alcaldes ponen todo su empeƱo en ello. A la sombra de todo ello, miles de familias pasan dificultades a final de mes y los comedores sociales volverĆ”n a mostrar una vez mĆ”s por estas fechas colas kilomĆ©tricas que no van a despertar el mismo interĆ©s mediĆ”tico.