18 de agosto de 2025

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Opinión | Sánchez y la retórica de las llamas

Sánchez y la retórica de las llamas
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España arde, literalmente, y el presidente del Gobierno ha acudido a las zonas afectadas con un discurso previsible: la culpa es del cambio climático y la solución pasa por un gran pacto de Estado. Una comparecencia cargada de solemnidad, de frases altisonantes y de apelaciones a la unidad, pero vacía en lo esencial: medidas concretas, recursos inmediatos y un compromiso real con quienes combaten el fuego sobre el terreno.

La tragedia de los incendios ha vuelto a dejar al descubierto las carencias estructurales de nuestro país: falta de medios aéreos, brigadas infradotadas, salarios indignos y una precariedad laboral inadmisible en servicios tan críticos. Frente a esto, Sánchez responde con una receta que ya conocemos: convertir la catástrofe en una oportunidad política, enarbolar la bandera de la “emergencia climática” y desplazar el debate hacia un terreno ideológico.

Nadie niega que el clima influya en la virulencia de los incendios, pero reducir la crisis a ese único factor es una coartada peligrosa. Es, en el fondo, un modo de eludir responsabilidades: la descoordinación entre administraciones, la ausencia de una estrategia forestal a largo plazo y el olvido sistemático del medio rural no son culpa del sol ni de las olas de calor, sino de décadas de mala gestión política.

Mientras Sánchez promete pactos, son los bomberos, militares de la UME, agentes forestales y vecinos quienes arriesgan su vida en condiciones precarias. Ellos no necesitan discursos, necesitan recursos. Ellos no esperan grandes declaraciones, esperan hidroaviones, salarios dignos y planificación.

La comparecencia de Sánchez pasará a la hemeroteca como un discurso más en su repertorio de marketing político. Pero para quienes han perdido casas, tierras o familiares, y para quienes siguen luchando contra el fuego, no valen las palabras: solo cuentan los hechos.

El fuego no se combate con retórica. Se combate con medios. Y esa sigue siendo la gran deuda del Gobierno con España.