En la nota de prensa del CIS se resaltaban como titulares aspectos como que las mujeres dedican el doble de tiempo al cuidado de los hijos que los hombres, indicando que las mujeres dedican casi 7 horas de media al dĂa (412 minutos). Otro aspecto muy destacado y repetido hasta la saciedad es que un 44,1% de los hombres asegura que «se ha llegado tan lejos en la promociĂłn de la igualdad de las mujeres que ahora se estĂĄ discriminando a los hombres».
Como los datos y la metodologĂa estĂĄn abiertos a todo el que los quiera leer, hacemos una lectura crĂtica de los datos.
La metodologĂa a priori es muy correcta, lo Ășnico que se observa es que los entrevistados tienen un viraje hacia la «izquierda» que no refleja al 100% la realidad española, con un porcentaje de votantes del PSOE en las Ășltimas elecciones superiores a lo obtenido en la realidad e infrarrepresentando a los votantes de VOX y otros partidos.
Ademås, estå poco representada la población inmigrante, puesto que solo un 4% de los encuestados tienen otra nacionalidad, lo que no es proporcional a la realidad. Se supone que este estudio se basa en una muestra que representa al conjunto de España y no es tal.
TambiĂ©n hace otro tipo de «trampillas», como no utilizar escalas comunes para todas las preguntas cuando procede, manejar escalas asimĂ©tricas, sumar las posiciones mĂĄs altas de la escala o no segĂșn convengaâŠ. y tampoco tiene en cuenta ciertos filtros. AdemĂĄs en la explotaciĂłn del dato emplea ciertos trucos. Por ejemplo, cuando se evalĂșa el nĂșmero de horas dedicadas al cuidado del hogar, hijos o personas dependientes, no considera si la persona trabaja o no. Parece lĂłgico que en una familia, si un miembro trabaja solo en casa, este dedique mĂĄs horas a las tareas del hogar y cuidado que el miembro de la familia que trabaja tambiĂ©n fuera de casa. Ese pequeño detalle pasa desapercibido para el señor Tezanos. En fin, que la encuesta tiene sesgos relevantes.
Contando con los fallos que tiene en el muestreo y preguntas esta encuesta, exponemos los resultados sin buscar una lectura del dato interesada ni partidista. Evidentemente España es un paĂs que puede mejorar en igualdad, pero que no es, ni se percibe por sus ciudadanos, un paĂs anclado en la Edad de Piedra en cuanto a la situaciĂłn de los hombres y mujeres. Y que no parece que necesitemos un Ministerio de Igualdad y sus polĂticas para sobrevivir tal y como nos quieren contar. De hecho, mirando con rigor algunos resultados, se muestra que España en este tema tiene muchos aspectos muy positivos y de los que sentirse orgullosos.
Uno de los primeros aspectos que se valora es la simpatĂa hacia ciertos movimientos sociales como ecologistas, pacifistas, feministas, LGTBIQ+ o pro derechos humanos. Destacando que son las organizaciones feministas, las que mĂĄs antipatĂa generan, un 15% de los hombres y un 10% de las mujeres que les da la mĂĄxima puntuaciĂłn en antipatĂa. Resulta bastante grave que una causa que deberĂa movilizar ha conseguido generar ese tipo de rechazo.
El 39% de los encuestados considera que las desigualdades entre hombres y mujeres son pequeñas o inexistentes.
Destaca que un 25% de la población considera que en cuestión de igualdad se estå igual o peor que hace 10 años. Realmente 1 de cada 4 españoles piensa que en una década no se ha evolucionado a mejor, pese a todas las medidas y recursos.
En temas educativos y laborales se percibe bastante igualdad. Un 33% considera que es igual para hombres que para mujeres la situación de salarios en España, un 32% la posibilidad de ascender, un 43% las oportunidades de encontrar trabajo, un 32% de acceder a puestos de responsabilidad y un «apabullante» 82% considera que el acceso a la educación es igual para hombres que para mujeres.
TambiĂ©n hay una pregunta que, por increĂble, merece ser mencionada. Se pide el grado de acuerdo con la frase «cuando un porcentaje de mujeres comienza a acceder a una profesiĂłn, esta tiende a perder prestigio». Es decir, que, como por ejemplo, ahora hay mĂĄs cirujanas que antes, esta profesiĂłn puede estar siendo desprestigiada. Afortunadamente, la gente un 89% de los hombres y un 80% de las mujeres estĂĄ en desacuerdo con esa afirmaciĂłn.
Aunque no estĂĄ exenta de cierto surrealismo tambiĂ©n la pregunta en la que se pide quiĂ©n se esperarĂa que le atendiera en ciertas profesiones. Un 85% indica que si acudiera a la policĂa o guardia civil espera o imagina que le atendiera igualmente un hombre o una mujer. Un 89% si tuviera que someterse a una operaciĂłn, un 76% si cogiera un taxi, un 69% si tuviera que reparar un ordenador. Cae un poco en reformas o reparaciones de electrodomĂ©sticos, que «solo» un 50% considera que se esperarĂa a cualquiera hombre o mujer.
Lo que sà que parece es que el tema de la igualdad ha servido para separar y generar discusiones (dudoso logro), ya que el 32% de los encuestados dice que ha discutido con su familia, un 33% con sus amigos y un 23% con sus compañeros de trabajo o estudio por este tema.
Son llamativos tambiĂ©n dos temas, que para la anterior Secretaria de Estado de Igualdad y Violencia de GĂ©nero, Angela Rodriguez PAM eran gravĂsimos no parecen serlo tanto para el resto del paĂs. Recibir piropos es considerado inadecuado para el 16% de los hombres y para el 23% de las mujeres. Un 49% de los hombres cree que la crĂtica hacia los chistes machistas es exagerada, esta opiniĂłn la expresan un 45% de las mujeres. Vaya, los hombres y mujeres de este paĂs tienen otras preocupaciones mĂĄs importantes que los chistes y los piropos. ÂżQuiĂ©n lo podrĂa haber adivinado?
Solo un 11% de las mujeres españolas se declara muy feminista y la media de âescala de feminismo del 0 al 10â estĂĄ en 6,27.
A los hombres, inexplicablemente no se les hace esta pregunta.
El estudio tambiĂ©n âprofundizaâ en las horas dedicadas al cuidado del hogar, haciendo mucho Ă©nfasis en las diferencias hombre-mujer. Pero sin tener en cuenta el nĂșmero de miembros del hogar. Y pasando por alto un punto muy importante como son las diferencias sociales asĂ una persona de clase baja pasa 50 minutos mĂĄs de media al dĂa haciendo faenas del hogar que una de clase alta.
El estudio, aunque presume de feminista tiene un cierto tufillo machista. Se pregunta sobre una serie de tareas de la vida cotidiana y se pregunta si son propias de hombres o de mujeres. IncluyĂ©ndose solo tareas de las que nuestras abuelas dirĂan que son de âamas de casaâ como limpiar, cuidar a niños pequeños, hacer la comida, ir a la compra (del hogar y la alimentaciĂłn), mostrĂĄndose grados de acuerdo que son apropiadas para ambos en torno al 80%. Pero no se incluyen actividades como conducir en un viaje, arreglar el coche, hacer reparaciones del hogar, encargarse de temas bancarios o burocrĂĄticos, encargarse de elegir un proveedor de servicios, etcâŠ.
Para concluir queremos hacer un anĂĄlisis sobre los resultados entre los mĂĄs jĂłvenes. El CIS no profundiza en su nota de prensa en este aspecto, pero los datos nos muestran algunos aspectos que preocupan ya que los jĂłvenes supuestamente han sido educados en un entorno feminista y de igualdad, y sin embargo sus opiniones son en muchos factores mĂĄs negativas que la media o que incluso los mĂĄs ancianos. Algo estĂĄ haciĂ©ndose mal, y ya no se puede culpar a la mentalidad de nuestros abuelos. Destacamos estos aspectos, la simpatĂa hacia las organizaciones feministas es prĂĄcticamente igual entre jĂłvenes de 16 a 24 años (un 6,4 en escala de 10) que entre los mayores de 75 años (donde la media es 5,9). El grado de acuerdo del colectivo joven (masculino y femenino) con que âSe ha llegado tan lejos en la promociĂłn de la igualdad de las mujeres que ahora se estĂĄ discriminando a los hombresâ es mĂĄs elevado que en el conjunto de la poblaciĂłn. Entre las chicas de 16 a 24 años un 20% indica que a menudo âHa dejado de expresar lo que pensaba en un entorno pĂșblico porque se sentĂa insegura (clases, conferencias, reuniones de trabajo u otras situaciones)â, en el conjunto de mujeres es solo del 10%.  TambiĂ©n es muy destacable que las chicas de esta edad se dan de âmedia en feminismo âun 6,04. Casi la misma cifra que sus abuelas, ya que las mujeres mayores de 75 años se sitĂșan en un 6,3. Extraño y preocupante.