La socialdemocracia turca ha conseguido desbancar al partido de gobierno, liderado por Erdogan. CHP, principal partido opositor del gobierno, ha conseguido mejorar los resultados de 2019, pasando de regir 22 capitales provinciales a 36. El contraste lo encontramos en el partido islamista del presidente del país, el AKP, que ha sufrido un duro revés tras pasar de 38 capitales municipales a 23.
La diferencia entre ambas fuerzas políticas es de aproximadamente 1’5 puntos, aproximadamente más de medio millón de votos. Esta situación no se daba desde hace casi dos décadas, lo que confirma el crecimiento de la oposición. En ciudades como Bursa, una de las más importantes del país, sus votos han tenido una tendencia creciente, mientras que en Ankara y Estambul ha aumentado la superioridad frente el AKP, de la que disfrutaba ya en 2019.
El hundimiento del partido islamista se debe en gran medida a la subida de otro partido islamista fundamentalista, el YPR, que había sido aliado de Erdogan durante los años anteriores. Siendo la tercera fuerza, con una intención de voto estimado del 6%, ha decidido presentarse en solitario, lo que ha aumentado su popularidad.
En contraste, otro aliado de Erdogan, el MHP ha bajado de 11 a 8 capitales provinciales, mientras que partidos como IYI, BBP o el partido prokurdo DEM han conseguido triunfar en 1, 1 y 10 capitales provinciales respectivamente.
Los resultados electorales no preocuparon en exceso a Erdogan que declaró que «reconstruiremos la confianza en lugares donde nuestra nación ha elegido a otra persona». Por su parte, el presidente de CHP, Özgür Özel, declaró que los resultados demuestran que «hoy, los votantes han decidido cambiar y poner fin al desequilibrio del poder. El CHP ha obtenido una victoria histórica». A su vez, añadió que «se ha dado un claro mensaje al Gobierno: queremos que nos devuelvan el Estado de derecho».
Pese a esta victoria, Özel matizó sus palabras expresando que «no hay perdedor con este triunfo, nadie se debería sentir derrotado con nuestra victoria. Se ha premiado la buena gestión y castigado la mala», además de invitar a «celebrar de la forma más silenciosa e íntima posible, sin molestar a los seguidores de otras formaciones».