Reino Unido es el último país en restringir los tratamientos hormonales en menores con disforia de género, siendo el quinto país europeo que pone freno y control a este tipo de tratamientos, limitando su uso y acceso. El primer país en hacerlo fue Finlandia en 2020, después fueron sumándose otros países: Suecia, Noruega y Dinamarca.
Los motivos principales han sido la falta de evidencias de resultados positivos en los pacientes y una necesidad de comprensión sobre los efectos negativos que pueden tener.
Son muchos los estudios que muestran que la vía médica no es la mejor manera de solucionar el problema, como declara la pediatra Hilary Cass en Reino Unido. La Academia Europea de Pediatría expresa su preocupación, cuestionando la eficacia del tratamiento hormonal en menores, en un contexto donde se ve un aumento en la demanda de estos tratamientos.
Los expertos piden prudencia debido no solo a la efectividad de la hormonación sino porque la disforia de género suele ir acompañada de autismo, depresión, trastornos alimentarios…