Elías, de 79 años, cuenta con cada vez más facilidades para poder comunicarse con sus hermanos. Las enormes distancias kilométricas entre él y todos sus familiares cercanos se vuelven completamente irrisorias; todo ello mediante un aparato que pretende cambiarlo todo a su paso. Así de imprevisto, empiezan a entrar en su vida mensajes, llamadas y un mundo completamente nuevo por descubrir. Con ello empiezan las críticas y las frases nostálgicas de antaño, como comprende tras dar un pequeño vistazo a su alrededor, el mundo que lo vio crecer y formarse se ha tornado en un sucedáneo de algo que ya no existe.
Así lo demuestra la última encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Contraria a la impresión popular, las nuevas tecnologías no aglutinan bajo su luces azules únicamente a los más jóvenes, su popularización ha tenido impacto sobre generaciones: alfa, z, x, millennials, boomers e incluso herederos de las dos guerras mundiales. De hecho, el resultado fundamental del estudio concluye que: el 65% de las personas entre 65 y 74 años ha usado internet al menos durante cinco días a la semana.
Esta tendencia ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos años, especialmente dentro del colectivo más envejecido. En el año 2020 se consideraba que el 50,7% de los adultos entre los 65 y 74 años usaba internet durante al menos 5 días a la semana, tendencia que se ha visto aumentada hasta los 15 puntos porcentuales acumulados hasta el último informe del 2023.
Usos cotidianos de internet
Las aplicaciones que dan las personas mayores a estas herramientas están centradas principalmente a fines comunicativos e informativos: desde la red ‘Somos Digital’, se han recogido un listado enumerando los usos más habituales que los adultos de la tercera edad dan a internet:
Más de la mitad de las personas mayores (concretamente el 54,3%) se dedican a leer noticias por internet siendo el uso prioritario que se da a la herramienta. El segundo es el contacto con la administración pública (48,7%); el tercero es para realizar videollamadas (48,1%). Mientras, el resto de usos se centran en: Buscar información sobre bienes y servicios (47,3%), enviar o recibir correos electrónicos (45,80%), utilizar la banca por internet (43%) y buscar información sobre salud (39,90%).
Como desprenden los datos esgrimidos, las nuevas tecnologías ofrecen un abanico amplio de posibilidades para explorar y desarrollar un conjunto de actividades enriquecedoras. A pesar de esto, las quejas de Elías no dejan de producirse, cansado de la borrachera digitalizadora, del excesivo número de horas tras las pantallas, de no poder comunicarse con sus familiares y nietos en la realidad «la gente ya no conversa nos abstraemos de la realidad a un punto que no es más que la nada».
Su declaración, pese a los tintes fatalistas, está bastante relacionada con una realidad algo complicada que se está generalizando en nuestras sociedades. Se calcula que el 35% del tiempo disponible por parte de los ciudadanos españoles (5 horas y 45 minutos de media) está íntegramente destinado al uso de teléfonos móviles, situándonos un 5% menos de tiempo dedicado que la media global. Esta distinción no es para nada favorable para el conjunto del país, detrás de este consumo descontrolado se encuentran varios tipos de adicción que pueden afectar a generaciones enteras: problemas graves de salud mental, déficits de atención irreversibles, horas y horas perdidas sin ningún fin dedicado y demás problemas que pueden afectar a la sociedad entera si no se da un consumo responsable.