domingo, mayo 19, 2024

La aboliciĆ³n de la prostituciĆ³n, fuera del pacto PSOE-SUMAR

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La aboliciĆ³n de la prostituciĆ³n, exigida por todas las asociaciones y grupos feministas tradicionales, estuvo recogida en el acuerdo hasta el Ćŗltimo momento. Incluso el programa electoral del PSOE para las pasadas elecciones generales del 23 de julio se posicionaba claramente: ā€œni prostituciĆ³n, ni trata, ni vientres de alquiler. Aspiramos a una sociedad de mujeres y hombres libres, una sociedad justa en la que las mujeres no se compran o se venden, en la que no se comercia con bebĆ©sā€.

La postura de los socialistas, de corte abiertamente abolicionista hasta ahora y a favor de penalizar a los clientes con multas, cambiarĆ­a por la firma de un pacto que, no solo no consolida su compromiso con la mujer, sino que cede cada vez mĆ”s en lo que a la defensa de sus derechos se refiere. Y es que el Partido Socialista, aunque dejĆ³ atrĆ”s la aboliciĆ³n de la prostituciĆ³n en el anterior acuerdo de Gobierno con Podemos en 2019, sĆ­ mencionaba la lucha contra las agencias que promocionan y hacen negocio con los vientres de alquiler.

En EspaƱa, las mujeres en situaciĆ³n de prostituciĆ³n se encuentran sumidas en la mĆ”s absoluta alegalidad, ya que el modelo prostitucional no se encuentra regulado, lo que fomenta la clandestinidad de la explotaciĆ³n sexual y la precarizaciĆ³n de sus condiciones.

La regulaciĆ³n de las normas y leyes que rigen el ejercicio de la prostituciĆ³n, habitualmente confundida con el regulacionismo (modelo que justifica su legalizaciĆ³n y su prĆ”ctica como un trabajo), pueden marcarse para su legalizaciĆ³n, lo que conlleva su normalizaciĆ³n, para la prohibiciĆ³n expresa de su desarrollo o para su aboliciĆ³n, un modelo que considera que la prostituciĆ³n debe ser derogada de la sociedad como defensa de la dignidad de las personas. Esto contrarrestarĆ­a la crĆ­tica que se realiza desde posiciones contrarias al abolicionismo, y que argumenta que la aboliciĆ³n comprende la prohibiciĆ³n del ejercicio de la prostituciĆ³n, lo que llevarĆ­a a las mujeres en situaciĆ³n de prostituciĆ³n a pasar a las sombras, aĆŗn mĆ”s si cabe.

Mantener la prostituciĆ³n en un entorno alegal choca frontalmente con cualquier polĆ­tica que se quiera implementar contra la trata de personas. El ejercicio de la prostituciĆ³n en condiciones precarias es una consecuencia de disponer de pocos recursos econĆ³micos o de hallarse en contextos de vulnerabilidad, factor que afecta especialmente a los migrantes. AsĆ­ lo avalan los datos del Parlamento Europeo, que indican que el 70 % de los individuos que desempeƱan la prostituciĆ³n en Europa son mujeres migrantes, y que el 73,6 % de los consumidores que recurren a servicios extranjeros tienen una alta probabilidad de haber contactado con vĆ­ctimas de trĆ”fico sexual.

AdemĆ”s, el informe sobre la regulaciĆ³n de la prostituciĆ³n en la UniĆ³n Europea del 30 de agosto seƱala que ā€œno es un acto individual de una persona que alquila su cuerpo por dinero, sino que se trata de un sistema organizado con fines lucrativosā€. Por tanto, regularla para desincentivar su consumo mediante medidas abolicionistas como las primeramente defendidas por el PSOE, entre las que se contaban la prohibiciĆ³n de publicidad o la tercerĆ­a locativa (sancionar penalmente a los propietarios de los espacios que se lucran con la prostituciĆ³n), es un refuerzo de la lucha contra la trata de personas.

El cambio de posiciones del Partido Socialista no responde Ćŗnicamente a cuestiones externas, sino a los juegos de poder del neofeminismo dentro del propio PSOE y a la poca rentabilidad que aporta la adopciĆ³n de una postura abolicionista en los tĆ©rminos polĆ­ticos actuales.

Vanessa Palomera.

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