La aboliciĆ³n de la prostituciĆ³n, exigida por todas las asociaciones y grupos feministas tradicionales, estuvo recogida en el acuerdo hasta el Ćŗltimo momento. Incluso el programa electoral del PSOE para las pasadas elecciones generales del 23 de julio se posicionaba claramente: āni prostituciĆ³n, ni trata, ni vientres de alquiler. Aspiramos a una sociedad de mujeres y hombres libres, una sociedad justa en la que las mujeres no se compran o se venden, en la que no se comercia con bebĆ©sā.
La postura de los socialistas, de corte abiertamente abolicionista hasta ahora y a favor de penalizar a los clientes con multas, cambiarĆa por la firma de un pacto que, no solo no consolida su compromiso con la mujer, sino que cede cada vez mĆ”s en lo que a la defensa de sus derechos se refiere. Y es que el Partido Socialista, aunque dejĆ³ atrĆ”s la aboliciĆ³n de la prostituciĆ³n en el anterior acuerdo de Gobierno con Podemos en 2019, sĆ mencionaba la lucha contra las agencias que promocionan y hacen negocio con los vientres de alquiler.
En EspaƱa, las mujeres en situaciĆ³n de prostituciĆ³n se encuentran sumidas en la mĆ”s absoluta alegalidad, ya que el modelo prostitucional no se encuentra regulado, lo que fomenta la clandestinidad de la explotaciĆ³n sexual y la precarizaciĆ³n de sus condiciones.
La regulaciĆ³n de las normas y leyes que rigen el ejercicio de la prostituciĆ³n, habitualmente confundida con el regulacionismo (modelo que justifica su legalizaciĆ³n y su prĆ”ctica como un trabajo), pueden marcarse para su legalizaciĆ³n, lo que conlleva su normalizaciĆ³n, para la prohibiciĆ³n expresa de su desarrollo o para su aboliciĆ³n, un modelo que considera que la prostituciĆ³n debe ser derogada de la sociedad como defensa de la dignidad de las personas. Esto contrarrestarĆa la crĆtica que se realiza desde posiciones contrarias al abolicionismo, y que argumenta que la aboliciĆ³n comprende la prohibiciĆ³n del ejercicio de la prostituciĆ³n, lo que llevarĆa a las mujeres en situaciĆ³n de prostituciĆ³n a pasar a las sombras, aĆŗn mĆ”s si cabe.
Mantener la prostituciĆ³n en un entorno alegal choca frontalmente con cualquier polĆtica que se quiera implementar contra la trata de personas. El ejercicio de la prostituciĆ³n en condiciones precarias es una consecuencia de disponer de pocos recursos econĆ³micos o de hallarse en contextos de vulnerabilidad, factor que afecta especialmente a los migrantes. AsĆ lo avalan los datos del Parlamento Europeo, que indican que el 70 % de los individuos que desempeƱan la prostituciĆ³n en Europa son mujeres migrantes, y que el 73,6 % de los consumidores que recurren a servicios extranjeros tienen una alta probabilidad de haber contactado con vĆctimas de trĆ”fico sexual.
AdemĆ”s, el informe sobre la regulaciĆ³n de la prostituciĆ³n en la UniĆ³n Europea del 30 de agosto seƱala que āno es un acto individual de una persona que alquila su cuerpo por dinero, sino que se trata de un sistema organizado con fines lucrativosā. Por tanto, regularla para desincentivar su consumo mediante medidas abolicionistas como las primeramente defendidas por el PSOE, entre las que se contaban la prohibiciĆ³n de publicidad o la tercerĆa locativa (sancionar penalmente a los propietarios de los espacios que se lucran con la prostituciĆ³n), es un refuerzo de la lucha contra la trata de personas.
El cambio de posiciones del Partido Socialista no responde Ćŗnicamente a cuestiones externas, sino a los juegos de poder del neofeminismo dentro del propio PSOE y a la poca rentabilidad que aporta la adopciĆ³n de una postura abolicionista en los tĆ©rminos polĆticos actuales.
Vanessa Palomera.