Burkina Faso el país más afectado por el terrorismo según el informe Global Terrorism Index (GTI) realizado con datos del pasado año 2023 sobre todos los atentados ocurridos a nivel mundial. En un tercer lugar estaría Mali, y Níger se situaría en una décima posición, y se prevee que podría subir puestos.
Burkina Faso es el país donde se han producido más muertes y donde se han dado cuatro de los diez ataques más mortíferos registrados en el citado informe. Las víctimas fueron en un 60% civiles, a nivel mundial constituyen el 23 % del total de víctimas civiles.
La naturaleza del terrorismo en Burkina Faso es islámica, los actores de este conflicto son las filiales del Al Qaeda JNIM (Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes) y la filial del Daesh (Estado Islámico) EIGS (El Estado Islámico del Gran Sáhara).
El terrorismo islámico es una lacra para Burkina Faso, no solo por las matanzas indiscriminadas hacia la población civil, sino porque dificulta el desarrollo del país, obstaculizando la extracción de recursos vitales como el oro, y el tránsito de personas y mercancías con los países vecinos. Fue tras el derrocamiento del Presidente Blaise Campaoré en 2014 cuando estalló la insurgencia islámica. Campaoré tenía acuerdos con los yihadistas, al igual que los realizados por otros países de la región, donde se dejaba estar en paz a los terroristas a cambio de que no atentaran en su país, la situación cambió con los sucesivos nuevos gobiernos, la reacción de los islamistas fue levantarse en armas.
Hace dos años del golpe de Estado que puso al frente del gobierno la junta militar del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración liderada por Ibrahim Traoré, la cual tiene como prioridad acabar con el terrorismo islámico y el desarrollo económico del país, así como el de su soberanía. El motivo del golpe fue la incapacidad del gobierno de Paul-Henri Sandaogo Damiba de controlar la situación. El nuevo gobierno ha puesto en práctica una estrategia de guerra total contra el yihadismo, sin negociaciones. Tras la expulsión de las tropas francesas se buscó en Rusia un nuevo socio preferente.
Los comienzos del nuevo gobierno fueron muy duros, con graves dificultades para mantener la seguridad en el país. Ha habido victorias como la de Djibo, ciudad asediada desde febrero de 2022 por los yihadistas, que finalmente fueron derrotados por los esfuerzos conjuntos de la AES (Alianza de Estados del Sahel), que logró abatir a 400 terroristas y liberar la ciudad de su presencia a finales de 2023.
Sin embargo, el panorama se presenta optimista gracias al anuncio del Ministro de Defensa Kassoum Coulibaly del 7 de agosto que afirmó que el 69% del territorio se encuentra en poder del estado. Es un logro muy importante en comparación con estimaciones del año 2022 que daban al gobierno un control de apenas el 40% del territorio. Se registra a su vez una disminución de los ataques perpetrados principalmente por las dos organizaciones islamistas más peligrosas: EIGS y JNIM. Aun así se siguen sufriendo terribles masacres como la ocurrida en Barsalogho el 24 de agosto donde murieron más de 300 personas.
¿Cómo han sido posibles estos avances de Burkina Faso? La expulsión de las tropas francesas no ha mermado las capacidades militares de las fuerzas armadas burkinesas. Poco después de la subida al poder de la nueva junta militar tras el golpe de Estado de 2022, el Presidente Interino Ibrahim Traoré declaró una guerra abierta contra el terrorismo islámico, esta declaración marcó un precedente al referirse a la lucha antiterrorista de esta manera por primera vez. No se da lugar a acuerdos con el enemigo tal y como han realizado otros países de la región, como Mauritania. En consecuencia se ha perseguido tanto a terroristas como a colaboradores, también se ha procedido a reclutamientos forzosos para lograr la victoria en la contienda.
Se ha aumentado la importancia dada a las milicias burkinesas creadas para combatir a terroristas y bandidos, que ya habían sido unificadas y organizadas en el cuerpo de Voluntarios de Defensa de la Patria (VDP) antes de la llegada de Traoré. Bajo el nuevo gobierno se ha reforzado su papel, impulsando su reclutamiento y proporcionando un número elevado de efectivos. Sus integrantes son voluntarios, constan de un menor tiempo de entrenamiento y salen más baratos al Estado. Los VPD han sido cruciales en la lucha burkinesa contra el yihadismo.
La Alianza de Estados del Sahel (AES) ha proporcionado una estrecha colaboración militar entre sus socios Burkina Faso, Mali y Níger. Creada en 2023 y gracias a operaciones conjuntas entre los países miembros se ha dificultado y reducido la movilidad de los yihadistas entre las fronteras, en una región en la que la porosidad de las mismas es la norma.
En cuanto a los socios internacionales se encuentra en primer lugar Rusia que por medio del África Corps (antes Wagner) ha proporcionado instructores militares y ayuda material. A Turquía se han comprado drones Bayraktar TB2, y a China vehículos blindados CS/VP14 y NORINCO VP14, morteros autopropulsados, diversas armas y municiones de varios calibres. La ayuda de los instructores rusos y el nuevo armamento han sido importantes en el avance de las fuerzas armadas gubernamentales, permitiendo progresar en la modernización del ejército.
Los logros frente a la insurgencia islámica ponen en evidencia a la Operación Barkhane (2014-2022) llevada a cabo por Francia que no pudo evitar que los terroristas llegaran a controlar un 60% del territorio. En dos años se ha progresado mucho más sin la ayuda francesa. A pesar de todo, los ataques terroristas continúan y al gobierno le queda mucho por hacer.