El canciller alemán ha prometido ante el parlamento alemán un endurecimiento de las normas de deportación para todos los inmigrantes afganos o sirios condenados quienes cometan actos criminales, también serán expulsadas aquelas personas quienes apoyen actos criminales o terroristas.
Medida surgida tras el asesinato de un policía fallecido tras dos puñaladas en la cabeza en Manheim a manos de un radicalizado islamista solicitante de asilo que atacó con un cuchillo a Michael Stürzenberger, dirigente de Pax Europa, activista y político antiislámico.
«A los delincuentes graves y potenciales terroristas no se les ha perdido nada aquí. Los intereses de seguridad de Alemania pesan más que los de protección del delincuente. El que se aprovecha de la protección de su país, como el autor del crimen de Manheim, la pierde», ha subrayado en una declaración de Gobierno en la Cámara Baja sobre la actual situación de seguridad en Alemania.
El político socialdemocráta ha aseverado que aunque tras la revolución en Siria y la llegada al poder de los talibanes en Afganistán, Alemania no deportaba hasta ahora a delincuentes de esas nacionalidades a sus países de origen.
Ya antes de la instauración del gobierno talibán, las autoridades alemanas habían decidido no deportar a Afganistán dada la inseguridad del país. Esta misma semana los talibanes aseguran haber castigado con latigazos públciso a más de 60 personas por presunta sodomía, robo y relaciones inmorales.
En Alemania viven más de 20 millones de personas de origen extranjero. De acuerdo con Olaf Scholz, «también se sienten amenazados e intimidadios por los islamistas». En esa misma línea, ha sostenido que los 20 millones de ciudadanos con raíces extranjeras son también parte de la sociedad alemana y no puede permitirse que nadie la divida.