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Argentina: Ganador no sabemos, perdedores los de siempre

Argentina espera un salvador que no llegará, por más discurso radical o moderado con el que se decoren las mentiras de siempre.

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Este domingo son las elecciones en Argentina. Y pese a que en las pasadas jornadas electorales el oficialista Sergio Massa dio la sorpresa al ubicarse en primer lugar con más del 36% de los votos, los recientes movimientos políticos, donde enemigos se hicieron amigos de toda la vida, podrían conjugarse para dar la victoria al ídolo de los libertarios y enemigo de las peinillas, Javier Milei.

Hay encuestas para todos los gustos y deseos. Mientras una como la publicada por la consultora Poliarquía el 11 de noviembre da a Milei un 41% de los votos, frente al 39% de Massa, otras, como las que promociona el periódico “de izquierdas” Página 12, dan una ventaja muy estrecha al candidato kirchnerista. Lo cierto es que los sondeos también reflejan un sentimiento de indecisión que podría traducirse en abstención o votos en blanco.

Podríamos tirarnos horas hablando de los candidatos o de cuáles fueron las razones por las cuales la gente se decide por uno u otro. De cómo la izquierda argentina, que es ejemplo de la mayor de las descomposiciones ideológicas y degeneraciones, hizo pasar a Milei de ser un pintoresco tertuliano en la televisión nacional a un candidato con posibilidades reales de ocupar la Casa Rosada.

O de cómo las “infancias trans” o los documentos de identidad «no binarios” fueron las gotas que colmaron el vaso que gota a gota ya a lo largo de años fueron llenando las feministas, los indígenistas, los queer y cuanto movimiento del “wokismo” exista en el país, hasta hacer que el argumento de “cualquier cosa menos ellos” prevaleciera.

Hablemos de algo más importante, de esa triste realidad a la que se enfrentan los argentinos de tener que decidir entre un Ministro de Economía que cabalga una de las peores crisis de la historia del país o un libertario con ideas de un adolescente rebelde que acaba de leer a von Mises y va por un cuarto de La rebelión de Atlas.

Hablemos también del escenario, ese escenario al que se enfrentan los trabajadores argentinos y que, gane quien gane, va a ir a peor, porque lo que se elige en las urnas nunca es la solución, sino que sólo son los administradores, con más o menos purpurina, de la miseria de una mayoría.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, la tasa de pobreza en Argentina se situó en el 40,6% en el segundo trimestre de 2023, cerca de un 10% se encuentra en condiciones de indigencia. Este mal se ha ido incrementando de forma constante en los últimos diez años. En 2013, el 27,4% de los argentinos era pobre.

La inflación en Argentina también ha sido un problema constante en los últimos años. En 2023, la inflación interanual se situó en el 60,7%. Esto ha erosionado el poder adquisitivo de los trabajadores, lo que ha dificultado su capacidad para cubrir hasta las necesidades más básicas.

Según datos de la Red Argentina de Bancos de Alimentos, en 2023, más de 10 millones de personas no tienen acceso a una alimentación adecuada. Esto significa que más de un tercio de la población del país sudamericano está en riesgo de sufrir desnutrición o hambre.

Según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas realizado en 2022, hay 273.883 personas que se encuentran en paradores o refugios.

El país ha sido devastado por años de gobiernos de la oligarquía parasitaria argentina. Gobiernos de amigos, conocidos y una dictadura militar que se encargó de hacer desaparecer a punta de tortura y disparos a casi toda resistencia popular.

De la nación que fue potencia industrial a principios de siglo, hoy sólo quedan escombros. En 2023, la participación del sector industrial en el PIB se situó en el 17,9%, un descenso de casi 4,3 puntos porcentuales con respecto a hace 10 años.

Esa es la Argentina que tienen los trabajadores, esa es la que espera un salvador que no llegará, por más discurso radical o moderado con el que se decoren las mentiras de siempre.

En Argentina no se sabe quién ganará este domingo, pero los perdedores ya los conocemos de antemano.

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