La ACR reaccionó esta semana a un estudio publicado en Nature Communications que predice que el Ártico podría ser en un 95% agua entre 2027 y 2030. La organización pidió cautela al interpretar estos resultados y rechazó lo que considera un exceso de catastrofismo. «La realidad desmiente sistemáticamente las predicciones de estos expertos», señala la ACR. Según sus análisis, el hielo ártico dejó de reducir su extensión en 2007 y se ha mantenido estable desde entonces, a pesar del aumento del CO2 y de la temperatura global.
Aunque la ACR no niega que la actividad humana influya en el clima, cuestiona la magnitud de estos efectos. «El CO2 en la atmósfera ha aumentado más de un 10% en 17 años, y la temperatura global subió 0,46 °C. Sin embargo, el hielo ártico sigue estable. Esto debería llevarnos a reevaluar las causas que determinan sus cambios», subraya la Asociación. Estas declaraciones contrastan con estudios recientes, como los de Heuzé y Jahn, que pronostican un Ártico sin hielo antes de 2030.
Las críticas hacia las predicciones climáticas más alarmistas no son nuevas. En 2007, el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, predijo un deshielo total del Ártico para 2014. Sin embargo, los datos actuales muestran que la extensión del hielo no ha disminuido significativamente en las últimas dos décadas.
Los recientes episodios de la DANA en España han reavivado el debate. La ACR ha acusado a las administraciones de utilizar el cambio climático como excusa para desviar la atención de su responsabilidad. «Los gobiernos deberían centrarse en medidas de prevención y adaptación frente a fenómenos extremos. Han ocurrido en el pasado y seguirán ocurriendo. (…) priorizar políticas como la reducción de emisiones de CO2 o la promoción de coches eléctricos, no evitará futuras tragedias», señala la organización.
Entre los miembros de la ACR destacan Javier Vinós, experto en clima; Javier del Valle Melendo, profesor de Climatología y Geología en el Centro Universitario de la Defensa de Zaragoza; y Saúl Blanco, profesor de Biodiversidad en la Universidad de León. Estos científicos abogan por un enfoque riguroso, basado en datos, para abordar el cambio climático y rechazan el sensacionalismo que domina el discurso actual.