miércoles, junio 4, 2025

Ibrahim Traoré: industrialización, autosuficiencia y soberanía

Ibrahim Traoré es alabado por unos, vilipendiado por otros e ignorado por la izquierda europea. Apuesta por la industrialización, la autosuficiencia y la soberanía en lugar de seguir una vía al desarrollo que se ha mostrado inutil hasta ahora.

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En Burkina Faso se van dando pasos hacia el desarrollo económico, la soberanía política y la lucha contra la insurgencia islamista. El gobierno de la junta militar, conocido como Movimiento Patriótico para la Salvaguarda y Restauración, es dirigido por el capitán Ibrahim Traoré. Dirige el país desde el golpe de Estado de 2022, que derrocó a otro militar, Paul-Henri Sandaogo Damiba, que a su vez derrocó al anterior presidente electo, Kaboré. Vilipendiado por unos, alabado por otros e ignorado completamente por la izquierda europea, parece que su gobierno está dando resultados a la hora de desarrollar el país.

El gobierno militar surgió con el objetivo de acabar con la insurgencia islamista que asola el país desde 2015, año en el que supuestamente se rompió el pacto que tenía el presidente Compaoré (verdugo de Sankara) con los islamistas. Siguiendo en mayor o menor medida la senda marcada por Thomas Sankara, al que suele citar, Traoré parece apostar por la industrialización, la autosuficiencia, la formación académica de los burkineses, el establecimiento de nuevas alianzas geopolíticas y la lucha contra el terror islámico.

Entre alabanzas, críticas y calumnias, toca hablar de hechos. Cuando Ibrahim Traoré tomó el poder en 2022, rechazó cobrar el salario que le correspondía como presidente de transición, manteniendo su salario de capitán del ejército. Esto contrasta con su predecesor, Paul-Henri Sandaogo Damiba, que mediante un decreto aumentó los salarios del presidente y los ministros, decreto que fue derogado con Traoré. Además, el nuevo gobierno, durante el primer mes, acordó donar el 50 % de sus salarios al Fondo Nacional de Solidaridad, organismo que ayuda a los desplazados internos por la insurgencia islamista.

El esfuerzo de la guerra está condicionando mucho las medidas del gobierno, que necesita destinar muchos recursos al conflicto. Por eso se introdujo un impuesto del 1 % en los salarios de los trabajadores públicos y privados, otro impuesto del 25 % sobre las primas en todos los departamentos ministeriales y las empresas estatales, un impuesto del 2 % sobre las ganancias netas de las empresas y una reducción del 5 % de los salarios de los ministros. La finalidad de estos impuestos y recortes ha sido financiar el Fondo de Apoyo Patriótico, organismo creado en 2023 cuya función es equipar, formar y pagar a los VDP (Voluntarios para la Defensa de la Patria), una fuerza auxiliar de voluntarios del ejército.

En materia de salarios, durante el balance de los años 2023 y 2024, se ha visto aumentar el salario mínimo un 46,65 %. De 30.684 francos CFA (51 dólares estadounidenses) se ha pasado a 45.000 francos CFA (75 dólares estadounidenses). Aun así, la Unidad de Acción Sindical, que valora positivamente la subida, pedía al gobierno que se aumentase hasta los 60.000 francos CFA para poder hacer frente al alto coste de vida.

En el ámbito de la industria, el gobierno ha hecho notables avances. Vamos a enumerar las principales fábricas que se han creado en el país: la planta de procesamiento de tomates de la empresa mixta SOBTO en Bobo-Dioulasso, la planta de procesamiento de tomates de la empresa mixta SOFATO en Yako, la planta de cementos de la empresa privada sino-burkinésa CISINOB en Laongo, el molino de harina de la empresa privada Grupo Zidnada en Gampéla, la planta de producción de aceites de la empresa privada ADIPROD Industries SA en Bobo-Dioulasso, el complejo industrial textil de la empresa mixta IRO-TEXBURKINA en Sourgou y Boromo, y la planta de tratamiento de residuos mineros de Golden Hand SA, con participación del Estado, en Kossodo. Además, hay varios proyectos en construcción, como la refinería de oro de la empresa maliense Marena Gold, con participación estatal, en Ouagadougou, o la fábrica textil de uniformes militares de la empresa mixta TEXFORCES BF en Logofourousso.

En el horizonte hay más proyectos para industrializar el país. Un ejemplo son los acuerdos firmados con la empresa rusa Rosatom para la construcción de una central nuclear, que incluye la capacitación y formación de personal burkinés.

Junto a la agricultura, la minería constituye otro de los sectores tradicionales del país. En 2024 se recibieron los primeros lingotes de la primera Reserva Nacional de Oro, y ese mismo año se revisó el código minero, que aumentó las regalías a pagar al Estado por las empresas extranjeras. Además, tras unas disputas entre las mineras Endeavour Mining (canadiense) y Lilium Mining (estadounidense) sobre dos yacimientos, el gobierno decidió poner fin al asunto nacionalizando las minas de Boungou y Wahgnion, con indemnización. Ahora las minas están gestionadas por la empresa estatal SOPAMIB.

En cuanto a la banca nacional, en 2023 se creó el Banco Postal de Burkina Faso y, en 2024, el Banco de Depósitos del Tesoro. Sobre los préstamos del FMI, es cierto que el gobierno quiere reducir su dependencia, pero decir que no han aceptado préstamos de esta institución es falso.

En política exterior, el gobierno ha apostado por alejarse de Francia, antigua potencia colonial, y acercarse a Rusia. Las tropas francesas fueron expulsadas en 2023. Ahora se compra material militar a China, Rusia y Turquía para modernizar el ejército. Las fuerzas armadas burkinesas cuentan con la asistencia de instructores rusos. Burkina Faso forma parte de la Confederación de Estados del Sahel (CES), una alianza que incluye a Malí y Níger, que es de vital importancia en la cooperación para acabar con las respectivas insurgencias islamistas y separatistas.

Sin embargo, no deja de sorprender el acercamiento de la CES a Marruecos, principal socio de Francia y Estados Unidos en la región. Resulta contradictorio llevar un discurso antineocolonial y panafricano y acercarse a un país que ocupa militarmente a otro: la República Árabe Saharaui Democrática. Thomas Sankara fue el primer líder africano en visitar el Sáhara liberado en 1984 y apoyó al Frente Polisario en su lucha de liberación. Este mismo año se ha inaugurado un nuevo mausoleo para conmemorar al líder antiimperialista y a las víctimas del golpe de Estado de 1987, lo que hace especialmente llamativo el acercamiento a Marruecos.

Mientras Burkina Faso está inmersa en una guerra contra el islamismo, se dan pasos hacia el desarrollo económico mediante la industrialización, la diversificación, la autosuficiencia y la búsqueda de nuevos socios. El gobierno de Traoré no es perfecto, pero se puede constatar que el desarrollo económico avanza sin depender del asistencialismo de las ONG.

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