Vivimos en un mundo cada vez más globalizado en el que las entidades financieras y los fondos de inversión más importantes continúan expandiéndose y agigantándose. Ni siquiera en una de las comunidades que de mejor manera ha podido preservar su capacidad industrial se ha podido evitar la expansión de estos gigantes de la especulación. Algunas de las empresas más cotizadas en Euskadi por BlackRock y Norgest Bank son CAF, Faes Farma, Iberpapel, Siemens Gamesa, Dominion, Iberdrola o BBVA, llegando a invertir BlackRock 5.770 millones de euros mientras que Norgest Bank suma hasta 3.611 millones. Esto supone que estas dos conjuntamente son el primer accionista de empresas con sede en Euskadi.
A raíz de las elecciones autonómicas, las propuestas del PNV en este sentido han planteado un avance en la transición energética y ecológica, propuestas que coinciden precisamente con los designios que el consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, ha transmitido en la carta que escribe anualmente a los principales políticos y directivos del mundo. El objetivo de estos fondos es claro: una apuesta firme por la transición ecológica y la descarbonización de la economía. El abandono forzoso de la industria de los combustibles fósiles está reforzando el papel de los gigantes financieros, que cada vez cobran mayor poder de influencia. Norgest Bank ha amenazado a las empresas en las que cuenta con una cuota importante de acciones con retirar la inversión en caso de que no se cumplan sus exigencias de reducción de emisiones.
La subyugación del poder político al poder económico es una realidad más que constatada, la liberalización de la economía ha servido únicamente al gran capital para fortalecerse. En España los intereses de la élite económica son defendidos por igual entre liberales y progresistas, y es que para los grandes oligarcas la promoción de estas políticas ecologistas tienen como objeto mermar la capacidad de producción de los Estados.
La consecuencia indirecta de la subordinación de los partidos a las grandes multinacionales es una desindustrialización que acaba por arrasar todas las fuentes de riqueza de los países. En España la entrada en el famoso mercado común europeo acabó con más de 90 empresas públicas que en ese momento garantizaban cierto nivel de independencia económica.
Los cómplices de este desmantelamiento se visten de todos los colores. Partidos que se dicen socialistas jalean con orgullo la pertenencia a la Unión Europea y abogan por una mayor adhesión y cesión de competencias. En España la terminología política se ha degradado hasta el nivel de convertirse en una sinrazón engañosa, el PSOE es un partido socialista que desde la transición se ha dedicado a privatizar en vez de «socializar».
Los designios de los grandes capitalistas siguen su curso y se sirven de la clase política para realizarse. Mientras tanto, estos temas de central relevancia no toman mayor peso en los debates de opinión pública, pero la precariedad y los temas candentes que suscitan mayor preocupación tienen que ver con el modelo productivo. BlackRock y Norgest Bank por el momento continúan ejecutando su plan establecido.