En los últimos meses, los casos de presunta corrupción en las filas del PSOE se han sucedido a un ritmo vertiginoso. Día sí, día también, la prensa se hace eco de nuevos escándalos que afectan a ministros, expresidentes, familiares directos del presidente e incluso a su esposa.
En el actual panorama mediático, donde el periodismo libre parece una rareza, las opiniones de los ciudadanos son, en muchos casos, no solo diferentes, sino irreconciliables. Esta polarización tiene su origen, en parte, en la propia naturaleza de los medios: según qué diario o televisión se consulte, la realidad cambia hasta parecer incompatible. No es nuevo. Desde las facultades de periodismo se asume que la objetividad es una utopía y que, al elegir qué noticias se cuentan y cuáles se ignoran, ya se ejerce un filtro subjetivo. Pero si tradicionalmente el periodismo luchaba por minimizar ese sesgo, hoy, esa aspiración parece haber quedado relegada a un segundo plano.
Entre las historias que han copado titulares en los últimos meses, una ha llamado especialmente la atención: el vínculo entre la familia política del presidente Pedro Sánchez y el sindicato Manos Limpias. En 2020, el excomisario José Manuel Villarejo declaró que un negocio de saunas propiedad de Sabiniano Gómez, suegro de Sánchez, había servido durante años como punto de encuentro para extorsionar a políticos. La acusación generó un gran revuelo mediático, pero nunca fue confirmada ni desmentida. Tampoco hubo acciones legales por parte del presidente o su entorno contra Villarejo.
Cuatro años después, el 24 de abril de 2024, Manos Limpias presentó una denuncia contra Begoña Gómez, esposa del presidente. El sindicato la acusó de presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios, señalando que habría favorecido a empresas vinculadas a sus actividades profesionales y académicas en la adjudicación de contratos públicos.
Solo dos días después, el 26 de abril, los medios publicaron que Sabiniano Gómez había recurrido décadas atrás a sus contactos en Fuerza Nueva para legalizar sus negocios. Según una investigación de OK Diario*, Gómez era dueño de varias saunas en Madrid, entre ellas la Sauna Adán, en la calle San Bernardo. Para regularizar la situación de estos establecimientos, habría solicitado ayuda a Miguel Bernad, actual líder de Manos Limpias y entonces funcionario del Ayuntamiento de Madrid. El reportaje describe cómo algunos policías acudían a estos locales no para inspeccionarlos, sino para consumir sin pagar.
La conexión sorprendió a muchos: el hombre que denunció a Begoña Gómez había ayudado, años atrás, al padre de esta a regularizar sus negocios.
Pero la figura de Sabiniano Gómez no solo ha sido mencionada por su pasado empresarial. Según la abogada Beatriz Talegón, el suegro del presidente habría tenido un papel determinante en la entrada de Sánchez en el PSOE. Cansado de que su yerno rechazara trabajar en el negocio familiar, Gómez habría recurrido a sus contactos para facilitarle una oportunidad política, una vocación que el joven Pedro siempre había mostrado.
La trayectoria personal de Sánchez también ha estado rodeada de incógnitas. Estudió en el Real Centro Universitario María Cristina, una institución privada con criterios de admisión más laxos que los de las universidades públicas. Según algunas publicaciones, Sánchez no habría obtenido la nota mínima en Selectividad para acceder a una universidad pública. Su esposa, Begoña Gómez, tampoco superó esa prueba**.
Otro aspecto que ha suscitado críticas es la vivienda familiar del presidente. Según una investigación de OK Diario, Sánchez y su esposa vivieron antes de mudarse a La Moncloa en un piso en Pozuelo de Alarcón, el municipio más caro de España. La propiedad, valorada en aproximadamente 700.000 euros, fue adquirida por Sabiniano Gómez con ingresos procedentes de sus negocios de saunas y posteriormente cedida a la pareja***.
La imagen pública del presidente ha sido otro de los puntos polémicos. Durante su gira para conseguir avales para las primarias socialistas, utilizó un modesto Peugeot, pero, según la escritora Lucía Etxebarría, este coche no les pertenecía. Tanto Sánchez como su esposa disponían de vehículos de alta gama que prefirieron ocultar para no desentonar con el relato de cercanía a la clase trabajadora.
Por último, la carrera profesional de Begoña Gómez también ha generado dudas. Sin titulación universitaria, fue nombrada codirectora de dos másteres en la Universidad Complutense y recibió una cátedra extraordinaria en Transformación Social Competitiva. Varios académicos cuestionaron este nombramiento, señalando que incumplía los requisitos académicos mínimos para un cargo de esa naturaleza.
De esta manera, entre negocios controvertidos, conexiones un tanto inverosímiles, y una proyección pública calculada al detalle, el entorno más próximo del presidente del Gobierno sigue siendo objeto de atención mediática.
Y, como siempre, la realidad dependerá del medio que la cuente y del lector que la reciba.
** https://theobjective.com/opinion/2024-04-04/begona-gomez-honrada-parecerlo/