Este fenómeno no es algo sin precedentes, sino más bien todo lo contrario. El globalismo hizo que el consumo de drogas se acrecentara en el mundo occidental de manera generalizada a partir de los 50 del siglo X. Desde ese momento y hasta nuestros días, a imitación de los estados unidos, occidente ha experimentado los efectos de una sociedad que normaliza e incluso promueve el consumo de dichas sustancias.
Esto ha afectado severamente a la juventud. Según la ONU y el Observatorio europeo de Drogas, la edad de primer consumo se sitúa actualmente entre los 12 y 14 años. En los 90, era entre los 17 y los 19. Este aumento es preocupante, pues son conocidos los efectos fatales del consumo a edades tempranas. Estamos hablando de niños que cursan entre sexto de primaria y tercero de la ESO.
Teniendo en cuenta este dato, observamos que las aulas y centros educativos son un punto clave en la estructura de las mafias de la droga que operan en España. Han encontrado en estos lugares, potenciales consumidores a los que embaucar, reflejándose así en los datos.
Según el Ministerio de Sanidad, en 2023 el 26,9% de los estudiantes de edades comprendidas entre 14 y 19 años consume o ha consumido cannabis alguna vez. Es esta la droga más extendida entre los jóvenes. También es preocupante el consumo de cocaína en esta misma franja. Según el informe EDADES de 2022, el 2,7% de los jóvenes de la comunidad de Madrid admite haber probado esta droga alguna vez. El consumo mensual se sitúa en un 0 ‘9%. La edad media del consumo inicial es de 15 años.
Otro informe realizado esta vez en la Comunidad Valenciana en 2006 desvela que el 3’7% de los jóvenes de entre 14 y 18 años han probado la cocaína alguna vez en su vida. También el ministerio de sanidad advirtió de que el consumo de cocaína se ha visto incrementado desde un 10’9% en 2020 hasta un 13% en 2024.
No es de extrañar que en líneas generales, el consumo de drogas sea más popular ahora que hace unos años, pues es a lo que se incita en muchos casos desde la música, la televisión… Además de otros factores como pueden ser el fácil acceso a estas sustancias gracias a las redes de distribución incluso a través de aplicaciones de mensajería así como Telegram, Instagram, Whatsapp… Además de la profesionalización de las mafias que cada vez mejoran aspectos de la distribución, la captación de clientes y personal de distribución que en ocasiones pasan a ser los mismos chavales, y también es una forma muy sencilla y lucrativa de conseguir ingresos para los menores que cegados por el “dinero fácil” caen en el juego de estas organizaciones criminales.
