Un grupo de cerca de 300 hombres procedentes del África subsahariana llegó a la ciudad de Calella, una localidad situada en la provincia de Barcelona, el pasado jueves por la noche. Estos inmigrantes fueron trasladados desde las Islas Canarias, a donde habían llegado en pateras después de haber solicitado asilo en España. La Cruz Roja fue la entidad encargada de gestionar su traslado y su alojamiento temporal en dos hoteles del municipio catalán, concretamente el Terramar y el Garbí, seleccionados por su capacidad y ubicación.
En estos hoteles, los inmigrantes permanecerán alojados de manera temporal mientras se realiza la evaluación de su situación individual. Este proceso que permitirá determinar su estatus y necesidades particulares. Una vez concluida esta fase, se les asignará una ubicación definitiva donde puedan residir de forma segura; además, recibirán acceso a programas diseñados para su orientación y formación laboral, con el objetivo de facilitar su adaptación y futura integración en la sociedad española.
El operativo de traslado, llevado a cabo durante la noche, lo que evitó que los vecinos de Calella pudieran presenciar la llegada masiva del grupo. Este hecho, junto con la falta de información previa, ha generado inquietud y malestar entre la población local.
El alcalde de Calella, Marc Buch, expresó abiertamente su descontento debido a la ausencia de aviso previo por parte de las autoridades centrales. Según sus declaraciones, «en un municipio de 20.000 habitantes, la llegada de 300 personas tensa mucho el sistema». Ha hecho hincapié en la presión que supone para los servicios sanitarios y sociales los 300 inmigrantes alojados en hoteles de Calella.