Aunque quizĆ”s es una sensaciĆ³n creada por los medios generalistas ādĆ”ndole mĆ”s cobertura mediĆ”tica a las campaƱas yankees que a las autĆ³ctonasā, parece que el paĆs de las barras y estrellas vive siempre un continuo proceso electoral. Pero en noviembre de este aƱo se espera llegar al culmen de ese gran show mediĆ”tico -de escaso calado polĆtico real- que son las elecciones presidenciales estadounidenses.
Este aƱo electoral comenzaba con los denominados Ā«caucusĀ», una especie de primarias semi-abiertas a la americana. En el partido demĆ³crata la elecciĆ³n del candidato ya es de sobra conocida, siendo el anciano y bastante decrĆ©pito Joe Biden, veterano en estos lindes. Es una tradiciĆ³n norteamericana que el presidente en activo acuda de forma automĆ”tica a la reelecciĆ³n. Sin embargo ante el importante declive en todos los aspectos que muestra Biden resulta curioso cĆ³mo pueden tener tanto peso ciertas tradiciones en un paĆs con tan escaso bagaje histĆ³rico. Pero la candidatura de Biden esconde otra cuestiĆ³n, y es la evidencia de la escasez de figuras de peso dentro del partido DemĆ³crata, ya que la que se suponĆa que iba a ser el relevo lĆ³gico en la cadena de mando, Kamala Harris, ha sido una gran decepciĆ³n e incluso entre las propias filas de sus correligionarios es escasamente apreciada. El cupo racializado fue copado en su momento, pero no ha dado para mucho mĆ”s.
En el otro lado del cuadrilĆ”tero āuna arena electoral bastante exigua y monĆ³tona, para ser ejemplo ideal y fantĆ”stico de democracia real para ciertos acadĆ©micos- tenemos al controvertido peluquĆn broncĆneo que corona a la mĆ”s controvertida figura de Donald Trump. Antes de nada debemos tener en cuenta que las primarias en el lado Republicano inicialmente si contaban con mayor competiciĆ³n que los demĆ³cratas. Junto al expresidente republicano se encontraba la figura de Ron DeSantis āgobernador de Floridaā, y en un plano secundario a la ex embajadora trumpista Nikki Haley.
Ante todos los avatares que sucedieron a Trump tras perder por la mĆnima la Casa Blanca, la figura de DeSantis se presentaba como una alternativa de peso al expresidente. A esto se le sumaba la teorĆa de que DeSanctis contaba con el apoyo del Ā«establishmentĀ» del Partido Republicano, frente al dĆscolo y siempre impredecible Trump. Pero el gobernador de Florida no mostrĆ³ habilidad en su pre-campaƱa y no fue capaz de mostrarse como una alternativa real a Trump, lo que se tradujo en sendas derrotas en los primeros caucus republicanos, lo que le hizo abandonar la carrera electoral y trasladar su apoyo a la candidatura de Trump.
De esta forma Donald solo cuenta con Nikki Haley como rival de peso, y la mayorĆa de analistas plantean que la candidatura de esta no estĆ” pensada para rivalizar con el expresidente, si no como para darse mĆ”s notoriedad de cara a futuras elecciones. Ante este escenario preliminar podemos pasar ya a la cuestiĆ³n clave: ĀæcuĆ”l de estos dos curiosos octogenarios pasarĆ” a regir la hĆ©gira del paĆs mĆ”s poderoso del globo?
La percepciĆ³n general, asĆ como parte de las encuestas, apuntan a que Donald Trump regresarĆ” a la Casa Blanca de la que fue desalojado hace 4 aƱos. Sin embargo existe otro factor de peso, y es que la propia figura de Trump genera tanto una gran adhesiĆ³n como una gran repulsa, y no se debe menospreciar el valor electoral que puede tener esta cuestiĆ³n. Trump es visto por mucha gente como un Ā«outsiderĀ», como un radical ābueno, todo lo radical que puede ser un millonario octogenario en un sistema polĆtico como el estadounidense- De hecho ese Ā«anti-trumpismoĀ» es lo Ćŗnico que puede explicar la elecciĆ³n del decrĆ©pito Biden, y es a lo que se aferrarĆ” para tratar de ganar la contienda electoral.
La cuestiĆ³n migratoria y la inseguridad ciudadana son los grandes retos a los que se enfrenta el Estados Unidos del aƱo 2024. Trump tiene un mensaje claro y contundente, ante el cual el discurso buenista de Biden poco puede hacer, aunque como ya indicamos no deberĆamos subestimar a la opulenta y decadente sociedad americana. Y como no podĆa ser menos, el resultado de las elecciones de noviembre generarĆ” hondas repercusiones internacionales. Desde donde se seguirĆ” con especial atenciĆ³n es desde Europa, con la guerra de Ucrania de fondo, y ante la necesidad imperiosa de esta misma de recibir ayuda para seguir manteniendo la contienda a gran escala.
Por otro lado Trump siempre ha mostrado un apoyo incondicional a la causa israelĆ, pero bien es cierto que Estados Unidos debe concentrar sus esfuerzos en sus propios problemas y en confrontar con el crecimiento de China, eje central de la polĆtica internacional del expresidente republicano. En este sentido, el papel que juegue TaiwĆ”n en los prĆ³ximos aƱos va a ser crucial.
Con la mirada puesta en noviembre repasamos estas claves de un evento que siempre se nos vende como decisivo y mundialmente transcendental, cuando quizĆ”s este aƱo, por lo anteriormente apuntado, lo sea de una forma aĆŗn mayor que la habitual.