lunes, septiembre 16, 2024

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El euro digital, ¿otra vuelta de tuerca al control social?

El pasado junio, el Congreso de los EE-UU debatió la prohibición legal a la creación del dólar digital controlado por la FED.

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El Banco Central Europeo (BCE) lleva varios años embarcado en un ambicioso proyecto, al igual que otros bancos centrales de todo el mundo: digitalizar su efectivo con la creación de un euro digital. Este proyecto pretende coexistir con el euro físico -en billetes y monedas- y el euro escritural -mediante transferencias de cuenta a cuenta-. Sin embargo, detrás de esta iniciativa subyacen múltiples objetivos que son difíciles de jerarquizar y cuestionar en cuanto a su pertinencia.

Motivaciones y Justificaciones

El BCE argumenta que el euro digital preservará el papel de la moneda pública como ancla monetaria del sistema de pagos, fomentando así la innovación. Además, se considera una respuesta al desafío que los criptoactivos y las BigTech representan para las infraestructuras de pago tradicionales. Sin embargo, estos argumentos no convencen al ciudadano europeo de la necesidad urgente de utilizar una moneda digital, reflejando una falta de ambición por parte de las autoridades políticas. Mientras que el e-yuan chino tiene un claro objetivo estratégico para invertir la hegemonía del dólar estadounidense, el euro digital se concibe bajo consideraciones puramente monetarias y macroeconómicas, no políticas. Esto revela un riesgo aún mayor: pone en entredicho los principios democráticos defendidos por la Unión Europea a través de la Carta Europea de Derechos Humanos, especialmente en cuanto al respeto a la vida privada, la protección de datos personales y el derecho a la propiedad.

 

Características y riesgos específicos

El euro digital, a diferencia del efectivo, no es anónimo. Las monedas digitales contienen información relacionada con la vida privada y personal de los usuarios. Aunque los bancos emisores pueden conocer los detalles de las transacciones realizadas con una tarjeta bancaria, esta información no está incrustada en la tarjeta, sino vinculada al sistema de pago. En cambio, una moneda digital contiene la información de pago, planteando serios desafíos a la privacidad y los datos personales.

Anonimato y rastreabilidad

A diferencia del efectivo, las monedas digitales no son anónimas. El vínculo jurídico y técnico entre el poseedor de la moneda y el emisor es inevitable. Dependiendo de la tecnología subyacente, la moneda digital puede ser seudónima o nominativa. En cualquier caso, será posible establecer la identidad del titular en algún punto de la transacción, especialmente para cumplir con la normativa contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Esto contrasta con el dinero fiduciario, cuya circulación es completamente anónima una vez retirado del banco.

Privacidad y datos personales

El euro digital contendrá información sobre las transacciones, lo que plantea un serio problema de privacidad. A pesar de las promesas del BCE de proteger los datos personales, no existen garantías de que esta información no sea transferible a terceros. La consulta pública del BCE entre octubre de 2020 y enero de 2021 reveló que garantizar la privacidad es esencial para preservar la confianza en los pagos digitales. Sin embargo, hasta la fecha, no hay garantías sólidas en cuanto a la protección de estos datos.

Rastreabilidad

Las unidades monetarias electrónicas serán rastreables, permitiendo conocer el historial de todas las transacciones desde su emisión hasta su último uso. Esto es un contraste significativo con el dinero físico, que no contiene información sobre las transacciones realizadas. La capacidad de rastrear cada transacción con fines comerciales o políticos plantea preocupaciones sobre la vigilancia y el control de los ciudadanos por parte de las autoridades.

Programabilidad

El euro digital podría ser programable, permitiendo que su uso se limite a ciertas situaciones específicas. Por ejemplo, los pagos de subvenciones podrían restringirse a ciertos tipos de gastos, como material escolar o alquileres. Aunque esto podría tener aplicaciones positivas, también abre la puerta al control y la vigilancia de las transacciones de los ciudadanos. La moneda programable podría incluso tener una fecha de caducidad, después de la cual no sería utilizable, añadiendo una capa adicional de control estatal sobre el dinero que socava la libertad económica individual.

Ausencia de remuneración

En general, el dinero digital no dará derecho a remuneración en forma de intereses, a diferencia del dinero escritural que puede generar intereses dependiendo de los tipos de interés y la duración del depósito.

 

Implicaciones democráticas y necesidad de debate político.

La introducción del euro digital es un asunto técnico impulsado por el Eurosistema, con poca o ninguna supervisión o debate por parte del Parlamento o el Consejo Europeo. Aunque Christine Lagarde subrayó que el euro digital no es un proyecto aislado y podría afectar a la sociedad en su conjunto, hasta ahora ha habido una notable falta de debate democrático sobre el tema.

El Parlamento Europeo ha encargado informes sobre las implicaciones del euro digital, pero su participación en el debate ha sido limitada. El silencio en Estrasburgo y Bruselas es ensordecedor, con pocos informes, estudios o discursos sobre lo que está en juego para los ciudadanos. Esta falta de atención política es preocupante dado que el euro digital cambiará profundamente la relación de todos con el dinero desde su creación.

 

Peligros para la Privacidad y Libertad de los Ciudadanos

Vigilancia y Control

La falta de anonimato en el euro digital significa que cada transacción podría ser rastreada y monitoreada por las autoridades. Esto plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y la libertad individual. En una sociedad democrática, es crucial que los ciudadanos puedan realizar transacciones financieras sin temor a ser vigilados constantemente.

Protección de Datos

Aunque el BCE ha prometido que los datos personales serán protegidos, no hay garantías absolutas de que esta información no sea accesible a terceros. La posibilidad de que los datos de transacciones financieras puedan ser utilizados con fines comerciales o políticos es una amenaza real a la privacidad de los ciudadanos.

Restricciones y Control Estatal

La capacidad de programar el euro digital para limitar su uso añade una dimensión de control estatal sobre las finanzas personales. Esta característica podría ser utilizada para imponer restricciones sobre cómo y dónde pueden gastar su dinero los ciudadanos, lo que socava la libertad económica individual.

Ventajas del dinero en metálico.

Mas allá del tema de la privacidad otros factores deben tenerse en cuenta.

 

 

Inclusión Financiera

El dinero en metálico juega un papel crucial en la inclusión financiera, especialmente en regiones donde el acceso a servicios bancarios es limitado o inexistente. Muchas personas en el mundo, especialmente en países en desarrollo, no tienen acceso a cuentas bancarias ni a medios de pago electrónicos. Para estas personas, el dinero en metálico es esencial para participar en la economía y realizar transacciones diarias.

Además, el dinero en metálico es accesible para todos, independientemente de su nivel de ingresos, educación o ubicación geográfica. No requiere infraestructura tecnológica ni conocimientos específicos, lo que lo convierte en un medio de pago universalmente aceptado. En situaciones de emergencia o en áreas rurales donde la conectividad digital es deficiente, el dinero en metálico sigue siendo la opción más fiable y segura para efectuar pagos.

 

Autonomía y Control Financiero

El uso de dinero en metálico otorga a los individuos un mayor control sobre sus finanzas personales. Al pagar en efectivo, las personas pueden gestionar mejor su presupuesto, evitando el endeudamiento excesivo que a menudo acompaña el uso de tarjetas de crédito. El dinero en metálico proporciona una percepción tangible del gasto, lo que puede ayudar a las personas a ser más conscientes de sus hábitos de consumo y a tomar decisiones financieras más informadas.

Además, el dinero en metálico permite una mayor autonomía financiera. Los usuarios no dependen de intermediarios financieros ni de la infraestructura tecnológica para realizar transacciones. Esto reduce la vulnerabilidad a fallos técnicos, ciberataques o bloqueos de cuentas, que pueden ocurrir con los sistemas de pago electrónico. En un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología, mantener una parte de la economía en metálico puede ser una estrategia prudente para garantizar la resiliencia financiera.

 

Seguridad en Situaciones de Crisis

En tiempos de crisis, ya sean desastres naturales, conflictos o fallos en la infraestructura tecnológica, el dinero en metálico se convierte en una herramienta crucial para la supervivencia. Las catástrofes pueden interrumpir las redes de telecomunicaciones y los servicios bancarios, haciendo que los sistemas de pago electrónico sean inutilizables. En estas situaciones, el dinero en metálico permite a las personas adquirir bienes y servicios esenciales, proporcionando una red de seguridad financiera.

Además, en contextos de inestabilidad política o económica, el dinero en metálico puede ser un refugio seguro. Cuando la confianza en las instituciones financieras se ve erosionada, los ciudadanos tienden a retirar su dinero de los bancos y a conservarlo en efectivo. Esta práctica, aunque criticada por algunos economistas, refleja la importancia del dinero en metálico como una reserva de valor fiable en tiempos de incertidumbre.

 

Resistencia a la Exclusión Digital

A pesar de los avances tecnológicos, una parte significativa de la población mundial sigue sin acceso a Internet o carece de las habilidades necesarias para utilizar dispositivos electrónicos. Esta brecha digital crea una exclusión significativa en la adopción de pagos electrónicos. El dinero en metálico, por su naturaleza tangible y universal, garantiza que nadie quede excluido de la economía debido a la falta de acceso a la tecnología.

En muchos países, los ancianos, las personas con bajos ingresos y aquellos que viven en áreas rurales enfrentan barreras tecnológicas significativas. Para estos grupos, el dinero en metálico no solo es una preferencia, sino una necesidad. Proporciona un medio de intercambio accesible y equitativo, asegurando que todos puedan participar en la economía sin necesidad de adaptarse a la tecnología digital.

 

Facilidad de Uso y Aceptación Universal

El dinero en metálico es fácil de usar y es aceptado universalmente. No requiere aprendizaje ni adaptaciones especiales, lo que facilita su uso por parte de cualquier persona, independientemente de su edad, educación o habilidades tecnológicas. Esta simplicidad es una de las razones por las que el efectivo sigue siendo el método de pago preferido en muchas culturas y sociedades.

Además, el dinero en metálico no depende de la infraestructura tecnológica, como terminales de pago o conexión a Internet, lo que lo hace especialmente útil en mercados informales y áreas con recursos limitados. Los pequeños comerciantes y vendedores ambulantes, que a menudo no tienen acceso a sistemas de pago electrónicos, pueden realizar transacciones fácilmente con dinero en metálico.

 

Preservación de la Cultura y las Tradiciones

El uso del dinero en metálico también tiene un valor cultural y simbólico. En muchas sociedades, el efectivo es más que un medio de intercambio; es una parte integral de las tradiciones y las prácticas económicas. Regalar dinero en efectivo durante celebraciones y festividades es una costumbre arraigada en muchas culturas, simbolizando prosperidad y buenos deseos.

Además, el dinero en metálico facilita la economía informal, que en muchos países representa una parte significativa de la actividad económica. Las transacciones en mercados locales, ferias y entre vecinos a menudo se realizan en efectivo, preservando las redes sociales y comunitarias que son fundamentales para la cohesión social.

 

La necesidad de un despertar político

Para evitar que el euro digital fracase por falta de confianza de los ciudadanos, es esencial un despertar político. En una democracia, ningún poder, por independiente que sea, debe actuar como guardián de las libertades fundamentales sin una supervisión adecuada. Es crucial que el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales de la zona del euro participen activamente en el debate sobre el euro digital. Esto incluye no solo la supervisión técnica, sino también una consideración profunda de las implicaciones para la privacidad y la libertad de los ciudadanos.

 

Conclusión

El proyecto del euro digital presenta tanto oportunidades como riesgos. Si bien podría facilitar las transacciones y fortalecer la posición del euro en la economía digital global, también plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y la libertad individual. La falta de anonimato, la capacidad de rastrear y programar las transacciones, y la ausencia de un debate democrático adecuado son cuestiones que deben abordarse con urgencia.

Es fundamental que los ciudadanos y sus representantes políticos comprendan plenamente las implicaciones del euro digital. Solo mediante un debate abierto y transparente se podrán mitigar los riesgos y asegurar que el euro digital respete los principios democráticos y los derechos fundamentales. La confianza en el euro digital dependerá en gran medida de cómo se gestionen estos desafíos y de la capacidad de las instituciones para proteger la privacidad y la libertad de los ciudadanos en la era digital.

 

Tal como funciona la Unión Europea con la deriva restrictiva de las libertades de estos últimos años , nada hace pensar que el Euro digital sea beneficioso para los ciudadanos, mas bien todo lo contrario.

En España es interesante la iniciativa legislativa popular Salvemos el dinero físico, una plataforma ciudadana en defensa del dinero en metálico, tiene canal en Telegram t.me/Salvemoseldinerofisico

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