Agentes de la Policía Nacional han desmantelado un laboratorio de cocaína de carácter semiindustrial en Arroyomolinos, Madrid. En la operación han sido detenidas seis personas, miembros de una misma familia de origen colombiano. Se han incautado 14 kilos de cocaína, 87 kilos de precursores químicos líquidos, 50 en estado sólido, 64.000 euros en efectivo, cuatro vehículos, dispositivos electrónicos, móviles y un reloj valorado en 20.000 euros.

El laboratorio, ubicado en el bajo de una vivienda con jardín, estaba diseñado para procesar hasta 10 kilos de estupefacientes a la semana. Funcionaba con una estructura profesional y discreta, lo que evitaba levantar sospechas entre los vecinos. Además, la banda utilizaba una nave industrial en la misma localidad como centro logístico y punto de contacto con otras redes criminales en España.

Los detenidos son un matrimonio de mediana edad considerado cabecilla del clan, su hija y su pareja, una mujer apodada «la cocinera», especializada en el procesamiento químico de la droga. También ha sido arrestado el hermanastro del líder, que actuaba como conductor o “mula”, utilizando vehículos adaptados con compartimentos ocultos.

Todos los arrestados han ingresado en prisión provisional tras pasar a disposición judicial. Se les acusa de delitos de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal.

El operativo policial comenzó a principios de año, cuando uno de los miembros fue arrestado en Murcia con más de medio kilo de cocaína. Este hecho desencadenó una reacción dentro del clan, que trató de reorganizarse y mover material y dinero, sin saber que ya estaban bajo vigilancia. La operación culminó con registros simultáneos en tres domicilios de la Comunidad de Madrid, una habitación de hotel en la capital y la mencionada nave industrial.

Durante los registros, también se encontraron grandes cantidades de etanol y otros productos químicos altamente inflamables. Según los investigadores, el grupo ofrecía cocaína con una supuesta pureza del 90%, aunque en realidad era adulterada para aumentar los beneficios.

Este nuevo golpe al narcotráfico no solo desarticula una operación de alto rendimiento económico, sino que también pone de manifiesto cómo redes criminales de gran alcance pueden operar con total sigilo en núcleos residenciales aparentemente seguros.