A menudo se suele tachar a Europa de xenófoba, como si viviéramos en la época colonial. Sin negar el pasado colonialista de algunos países europeos (la mayoría no tuvieron colonias, y muchos de ellos las fueron), la inmigración masiva es un hecho; y genera una serie problemas en el viejo continente. No tiene sentido justificar el actual sistema migratorio por la existencia de un pasado que no es responsabilidad de los europeos de a pie. Y es que es la gente común la que sufre las consecuencias negativas de la inmigracion masiva, no las oligarquías.
Cabe recordar que en el expolio del continente africano participan potencias depredadoras como Turquía, Emiratos Árabes Unidos o Marruecos entre otros. Y actualmente las leyes europeas sobre inmigración son de las más laxas en el mundo.
En el momento en el que los europeos protestan contra las consecuencias negativas del modelo migratorio (inseguridad, islamización, gastos públicos, devaluación de salarios, aumento del coste de la vivienda…), no tardan en surgir las calumnias contra ellos. Son tildados de xenófobos y racistas. Un ejemplo es cómo se trato en los medios, las protestas de Southport (Reino Unido) el año pasado, por el asesinato de tres niñas a manos de un inmigrante ruandés. Los manifestantes fueron tachados de extremistas.
El racismo y la xenofobia se suele asociar a las personas de origen europeo, olvidando que la inmigración masiva y los problemas derivados, afectan a otros países como a la República Sudafricana. No es de extrañar que en la sociedad sudafricana se den reacciones a este problema, y de manera más drástica que en Europa.
Según datos de la ONU de 2023, en la República Sudafricana hay 2.860.495 inmigrantes, un 4,77% del total de la población. Proceden de países africanos como Mozambique, Zimbabwe, Malawi, Lesotho o República Democrática del Congo. También de países asiáticos como India o Bangladesh. Otros informes como el del Instituto de Estudios de Seguridad (por sus siglas en inglés ISS) de 2022, elevan la cifra de inmigrantes a 4 millones, un 6,5% de la población.
La violencia y la inseguridad han ido aumentando, debido a muchos factores. Algunos ven la inmigración como una de las principales causas. Por ello han surgido grupos como Operación Dudula, fundado en 2021 en Soweto. Dudula significa en zulú «forzar a salir». Han sido conocidos por realizar ataques contra inmigrantes y contra negocios regentados por estos, acusándolos de ser los culpables del clima de inseguridad, del aumento del consumo de drogas y de la degradación de los servicios públicos. Operación Dudula es todavía una pequeña formación política, pero sus opiniones son ampliamente compartidas por la sociedad sudafricana. Según un informe del Instituto para la Justicia y la Reconciliación de 2021, más de un tercio de los sudafricanos estaría a favor de impedir el acceso a los servicios públicos a los extranjeros, y un 21% se muestra neutral.
El rechazo hacia la inmigración, a diferencia de en Europa, se ha caracterizado por la violencia durante la historia reciente. Ha habido diversos sucesos espontáneos en los que muchedumbres enfurecidas han arremetido contra los extranjeros. En mayo de 2008 tras una reunión comunitaria en la que se acusó a los inmigrantes de diversos delitos y de robar el empleo en Johannesburgo, se desató una oleada de violencia por todo el país contra los extranjeros. En cuestión de días murieron 62 inmigrantes, 1700 resultaron heridos y hubo 100.000 desplazados. En 2013 un somali fue lapidado por una muchedumbre, y en junio del mismo año fueron asesinados otros tres somalíes, y uno más en 2014, provocando la diáspora somalí. En 2015 otra oleada de disturbios se saldó con las vidas de 7 personas. En 2015 se produjeron una serie de saqueos a comercios y viviendas de inmigrantes en Grahamstown. En 2017 se produjo una multitudinaria manifestación contra la inmigración, a la que se le achacó el crecimiento de la inseguridad, con 136 detenidos. En 2019 en Durban, se asaltaron tiendas y murieron tres personas. El mismo año en Johannesburgo, coincidiendo con una huelga de camioneros contra la contratación de extranjeros, y con la muerte de un taxista, se produjeron disturbios contra la comunidad nigeriana. Hubo 12 muertos.
La violencia contra los inmigrantes en Sudáfrica no se ha detenido a día de hoy, a pesar de los esfuerzos del gobierno por evitar y detener a los responsables. Aunque una gran parte de la sociedad rechaza estas acciones, otra parte nada desdeñable no.
Hay un abismo entre la reacción de las sociedades europeas (donde las posturas contra la inmigración masiva ni siquiera son mayoritarias pero van creciendo) y de gran parte de la sociedad en Sudáfrica ante el mismo problema.
Muy buen artículo, en Europa se esconde deliberadamente el racismo que es omnipresente en África