El pasado mes de noviembre se reveló el estudio titulado «Barómetro del hecho religioso en la empresa 2024», elaborado por el Institut Montaigne francés. Su pretensión del mismo no deja de ser un procedimiento burocrático para orientar a «mánagers» empresariales y dotarlos de herramientas para la mediación en conflictos y la creación de ambientes más tolerantes, su trasfondo nos revela la trascendencia del ámbito religioso –ergo cultural, ergo social– en el país vecino. Hasta hace no tanto, Francia presumía de ser el faro de la laicidad y la cientificidad y, como veremos, en la actualidad esto dista mucho de ser su realidad.
Según el informe, un 71,3 % de las situaciones reportadas en las empresas tuvieron algún componente religioso; esto representa un aumento del 5 % respecto al año anterior. Estas situaciones incluyen desde la exhibición de símbolos religiosos en el trabajo hasta incidentes conflictivos, que representan el 23 % del total. Aunque la mayoría de los casos están relacionados con expresiones individuales de fe, algunos conflictos destacaron por su gravedad.
Entre los incidentes reportados, se incluyen casos de negativa a trabajar junto a mujeres, atribuidos exclusivamente a individuos de confesión musulmana. Paralelamente, se ha percibido un fuerte aumento del antisemitismo, actitud común en la comunidad musulmana. Por otro lado, las personas musulmanas también señalaron experiencias de discriminación en los procesos de contratación laboral, reflejando una problemática que afecta a múltiples niveles de la interacción empresarial.