En los últimos meses hemos sido testigos de una escalada de violencia en Oriente Medio no vista en años, esta tiene un mismo factor común, el estado de Irán. El detonante de todo es el ataque de Hamás y de la Yihad Islámica en territorio israelí el 7 de octubre, tras explotar la olla de presión que llevaba preparándose meses con conflictos a pequeña escala en el Muro de Hierro, valla Gaza-Israel, como con el desalojo de la mezquita de Al-Aqsa.
En este contexto de tensión es cuando el régimen de los ayatolas, en su intento de mantenerse como potencia regional, incrementa su estrategia de nunca ir de frente, ya que su debilidad le impide confrontar de forma directa contra sus rivales pero debe encontrar otras formas de hacerlo para mantener la balanza de poder en la región lo más a su favor posible. Así Irán apuesta por el apoyo a milicias chiitas, el bombardeo selectivo de bases enemigas fuera de su territorio soberano y el fomento de grupos políticos pro-iraníes, estrategia que ha funcionado notablemente en Irak tras la aplastante victoria de los candidatos chiítas pro-Irán en las elecciones municipales.
Contra su principal rival en la región, Israel, lo hemos podido ver con la financiación de milicias islamistas. Es más que conocido el fundamental apoyo que brinda a Hamás desde principios de los 90 en Palestina haciéndoles llegar armas desde el Sinaí. En los últimos años debido al bloqueo en la franja de Gaza y con ello el aumento de la dificultad para proveer misiles y drones directamente, Irán ha optado por facilitar componentes y conocimiento en la fabricación de estos.
La situación se repite con Hezbolá en Líbano, que recibe ayuda directa del régimen iraní con el suministro de armas, misiles, drones y entrenamiento. Esta milicia chiita ha protagonizado esta última semana numerosos ataques en el norte de Israel, como protesta por la invasión de la Franja de Gaza. Se han producido en la base de Manara en la frontera libanesa-israelí como en la zona de Gladiola, que no ha quedado sin respuesta por parte del ejército israelí.
Sigue esta misma estrategia contra los intereses del gigante estadounidense en la región. La semana pasada el comando estadounidense SEAL incautó componentes de cohetes de fabricación iraní y armas con destino a los hutíes, milicia chiita que también defiende los intereses del régimen de los ayatolas en la zona. Además, este domingo se registraron varios ataques con misiles a bases estadounidenses en territorio sirio llevados a cabo por el grupo Resistencia Islámica de Irak, milicia chiita pro-iraní.
La estrategia del régimen iraní les está llevando incluso a atacar el territorio de sus aliados en la región por mero beneficio propio. El ataque a supuestas bases del Mossad en el norte de Irak por parte de Irán, se ha ganado el reproche por parte del gobierno irakí, acusandoles de provocar víctimas civiles, violar la soberanía del país y la seguridad de su pueblo. El descontento de su vecino le ha llevado a denunciar la situación ante el Consejo de Seguridad de la ONU, como anunció su ministro de asuntos exteriores
Situación similar en el otro lado de la frontera, donde Irán atacó con misiles a milicias rivales en territorio pakistaní, ganándose el pago con la misma moneda en menos de 24 horas, con un ataque por parte de Pakistán a territorio iraní y con la retirada de su embajador en Teherán.
No debemos olvidar que estos sucesos producidos en los últimos días son fruto y extensión del conflicto palestino y que el propio Irán esta aprovechando la tensión en la región para escalar más la violencia agitando el avispero contra los interéses de todos sus rivales.