31 de octubre de 2025

En Andalucía, el programa de detección...

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La crisis silenciosa del cribado de mama en Andalucía

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En Andalucía, el programa de detección precoz del cáncer de mama nació para proteger, para dar seguridad a miles de mujeres que, cada dos años, reciben una carta del Servicio Andaluz de Salud citándolas a una mamografía. El sistema parece claro: una prueba, una lectura y, si todo va bien, la tranquilidad de seguir con la vida. Pero en los últimos meses esa confianza se ha roto.

Entre enero de 2023 y septiembre de 2024 se realizaron 617.833 mamografías. De ellas, 1.983 acabaron en diagnóstico de cáncer de mama, según los datos de la propia Junta. Hasta ahí, todo parece funcionar. El problema es lo que no se ve en las estadísticas: alrededor de 2.000 mujeres no fueron informadas a tiempo de los resultados. Nadie las llamó, ni les explicó que había algo que revisar, recibiendo algunas la carta meses después, cuando ya poco podían hacer.

No es un fallo menor, es un golpe directo a la credibilidad del sistema y por eso la Fiscalía Superior de Andalucía investiga el alcance real de lo ocurrido. La Junta, mientras tanto, habla de <<errores puntuales>> y promete reforzar el programa con un circuito preferente y más personal. Promesas que suenan a disculpa tardía.

Quien trabaja dentro del SAS lo resume de otra manera: no es un error, es un modelo agotado. Colectivos sanitarios explican que los retrasos vienen de lejos debido a que faltan radiólogos, los equipos están desbordados y parte de las pruebas se derivan a empresas privadas. Además, en algunos hospitales los turnos se doblan, los resultados se acumulan y el seguimiento se diluye entre el papeleo.

Pese a todo, el Gobierno andaluz ha anunciado con orgullo la ampliación del cribado hasta los 71 años. Una medida que suena bien en los titulares, pero que muchos profesionales consideran más propaganda que avance real, pues de poco sirve ampliar la edad si no garantizas que las mujeres que ya están dentro reciban sus resultados.

El fracaso del programa no es solo técnico, es también político, porque detrás de cada retraso hay una decisión de presupuesto, y detrás de cada silencio, una manera de gobernar. La prevención no se mide en notas de prensa ni en campañas institucionales, se mide en tiempo, en seguimiento, en humanidad.

Andalucía no necesita más anuncios, sino certezas. Y las mujeres que confían en la sanidad pública merecen algo muy simple: que alguien, al otro lado del sistema, mire sus resultados y actúe a tiempo.