El interés creado ha propulsado a una noticia relacionada con el cambio de horario de Mercadona hasta lo más leído de la prensa generalista
Una piña inversa, unas leves indicaciones y un video promocionado por una creadora de contenido. Esos han sido los tres simple pasos que han movido a los españoles a visitar el Mercadona durante las siete y las ocho de la tarde, como marca la moda. Tal ha sido el impacto que la Policía vasca tuvo que intervenir para desalojar una sucursal de la compañía en Bilbao.
No solo las personas jóvenes han sido los beneficiados que han acudido en busca de la experimentación, la viralización del fenómeno ha obligado a desplazarse a los medios de comunicación sobre la hora marcada al supermercado. Sin llegar hasta la intervención de los agentes en Bilbao, el ‘hype’ generado ha beneficiado a los periódicos. Una noticia relacionada con el cambio de horario de Mercadona- es habitual al finalizar la temporada estival- se ha mantenido en la primera posición de lo más leído del diario durante una semana.
Sin un método científico definido, ya que de una manera lógica no ha sido verificado ni estudiado, el triángulo que forman la temporada estival, las hormonas de los jóvenes- y de los que no lo son tanto- y la falta de verificación de los fenómenos han terminado con las existencias de las piñas y ha engrosado los beneficios de la compañía dirigida por Juan Roig.
A las 19:00 de la tarde, la desinformación y las redes sociales habían terminado su trabajo. Con un cambio en las relaciones entre los adolescentes, las pantallas han dinamitado la reflexión de los seres humanos. Los creadores de contenido son los nuevos ‘peripatéticos’ del Siglo XXI, sin embargo, el uso de los estudios científicos ha quedado eliminado.
Un invento oriental chino
Aunque parezca mentira, el fenómeno de los supermercados no es nuevo. Bajo la tutela de los indicios llegados desde Shangai , el periódico estadounidense ‘The New York Times’ publicó un reportaje sobre la manera de conocer personas en la ciudad china.
Las personas jubiladas se adentran en el Ikea para buscar un nuevo amor o volver a disfrutar de su media naranja. Todos los martes, tras pasear por un céntrico parque de la localidad, los abuelos y abuelas se marchan a la terraza de la tienda sueca, no sin antes exponer los curriculums de los miembros de la familia que no han encontrado pareja.
Como todas las modas trasladadas desde otros lugares, los formatos cambian y los estudios son olvidados, sin embargo, con disfrutar de la tendencia y conseguir un objetivo para terminar las tardes es suficiente. Remodelando la frase de « Dios ha muerto » podríamos afirmar que la sabiduría ha muerto.