lunes, marzo 17, 2025

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Muchas son las voces que dicen que los estados que tienen escaso control fronterizo, están convirtiéndose estados fallidos. Surgen de Inglaterra (véase discurso de Liz Truss en CPAC. Washington febrero 2025), Francia, España, Italia…

Dicen que el modelo migratorio «está profundamente podrido». Voces se alzan en Francia sobre una pérdida de identidad cultural y una derrota en seguridad. Se argumenta que muchos de los colectivos que llegan a estos países, lejos de integrarse y aportar, se concentran en guetos. Lo mismo sucede en Alemania, España y en todas aquellas naciones que han decidido seguir un modelo migratorio de entrada masiva de personas sin controlar origen, antecedentes o finalidad de residencia. ¿Es viable una financiación del sustento de estas personas? ¿Es a raíz de estas entradas que aumentan los delitos? Hemos de dar datos a esta reflexión.

Obviamente, las políticas migratorias no son iguales en todos los países. Existen algunos en los que los controles fronterizos son rigurosos. No por ello excluyentes o inhumanos. El ejemplo de Polonia es de sobra conocido con dos millones de ucranianos que conviven en paz y aportan al país que les acoge. Estas naciones proteccionistas, simplemente responden a criterios de seguridad interior votada en las urnas por un pueblo consciente. En contrapunto, están aquellos países cuyos gobiernos más laxos se centran en políticas que no hacen más que fomentar que las mafias que trafican con personas para acceder a suelo europeo sigan en auge, para luego repartir esta inmigración irregular por casi todo el territorio nacional.

Gobiernos que destinan a financiar la cabida y residencia de estas personas, cantidades muy elevadas de dinero con origen en los contribuyentes y que bien podría destinarse al interés legítimo de un país de proteger con servicios públicos a los que en él residen de manera pacífica y aportan, sin importar su origen.

Necesitamos entender una realidad que nos subyace y que nos acompaña en las calles, los comercios y el día a día en nuestras ciudades o pueblos. Sobre la cantidad de inmigrantes irregulares que llegaron a España (INE) solo en los últimos tres años, en 2022 llegaron irregularmente 31.219 personas; en 2023 fueron 56.852 y el pasado año, 63.970.

Se hace necesario comentar que de este aumento en las llegadas de inmigrantes irregulares hay datos que tienen un impacto negativo. Por poner un solo ejemplo que a todos nos afecta, el aumento de los casos de asesinatos de mujeres. A este respecto, con datos del INE y del Ministerio de Igualdad, sabemos que hubo 58 mujeres asesinadas en 2023. De ellas, 26 murieron a manos de hombres extranjeros. Esto supone un 44,8%. Ese porcentaje aumenta si nos centramos en el primer trimestre de 2024, en que los extranjeros han perpetrado el 50% de los asesinatos a mujeres. Esto supone que el 12,6% de la población en España, ciudadanos extranjeros, ha cometido en 2023 el 44,8% de los asesinatos a mujeres. Hay una conclusión clara: esas 26 mujeres podrían seguir vivas si sus asesinos nunca hubieran entrado en España. Vale la pena preguntarse si comparte culpa con el asesino, quien permite que la puerta de la casa de todos esté abierta.

Alemania es otro buen ejemplo de un declive en seguridad y en pérdida de identidad. Entre 2009 y 2024 ha perdido 5,4 millones de alemanes y ha recibido 7 millones de extranjeros. Entre 2009 y 2023 los detenidos han subido hasta los 430.000 en el caso de personas extranjeras. Siendo los alemanes el 80% de la población, los extranjeros cometen el 41% de los delitos y cuando más grave es el delito mayor es el porcentaje.

Evidentemente, la inmigración muchas veces es necesaria y más que positiva. Pero se hace necesario seleccionarla de algún modo. En este caso, se pueden dar datos relevantes sobre el efecto demográfico de estas llegadas.

En 2021 el 32,4 % de los nacidos en España contaban con al menos un progenitor extranjero [2]. En esto podemos ver algo positivo, siempre que se integren en la sociedad y que se aporte mano de obra, siendo este uno de los grandes motivos para recibir inmigración. Pues bien, en el caso de los inmigrantes de Marruecos (879.943), solo el 49,01% de personas en edad de trabajar está cotizando lo que les sitúa en la cola de los colectivos que menos aportan a la hucha común. Se hace necesario comparar estas tendencias con aquellos países que controlan sus fronteras como si se trataran de las puertas de su casa. En Hungría en 2020, los inmigrantes suponían un 6,06% de la población. Entre los países de origen, de los 14 países que más migrantes aportan ninguno es árabe o africano. Además del reducido porcentaje que suponen los inmigrantes en Hungría, conviene señalar que se trata de migración regulada. A su vez, Polonia con datos de 2020, los inmigrantes suponían sólo un 2,20% de la población. En este caso, entre los 30 países que más migrantes aportan a Polonia no hay ninguno africano y/o musulmán. Parece que, huyendo de voces populistas y xenófobas, conviene ver datos reales y analizar si lo que estamos votando es realmente beneficioso para el conjunto de la sociedad. Debemos preguntarnos por qué cuando salimos de casa damos dos vueltas a la llave y cada vez más, caminamos preocupados por la calle. Antes no sucedía ¿No habrá algo que cambiar?

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