«Mercadona propone un aumento salarial de hasta un 5%», cacareaban los titulares de los medios del sistema mientras se negociaba el nuevo convenio. Ahora que ya está firmado, «aumentará hasta un 6% el salario de sus empleados». Parece que Juan Roig es un filántropo que trata con amor a sus trabajadores. Pero, ¿y si estos titulares son torticeramente falsos? Las condiciones de los empleados de Mercadona van a empeorar, mucho, y ese 6% que venden como una buena noticia, y por la que los clientes llegan a felicitar a los empleados, es una de las razones.
Y es que, hasta ahora, los empleados de Mercadona tenían asegurado por convenio –y no por la buena voluntad de Roig– un aumento de sueldo acorde al del IPC. Lo que ahora «oferta» es que este aumento no supere nunca el 6% aunque el IPC sí lo haga, y a partir del 2,5% de aumento, es entonces cuando se van a tener en cuenta otras cuestiones, como «la evolución del negocio y la situación del mundo». Unas cuestiones tan genéricas y arbitrarias que siempre podrán coger las cifras que quieran para no subir los salarios más de ese 2,5%. Por primera vez, así, no se garantiza que los trabajadores mantengan el poder adquisitivo, y a UGT y CCOO les parece estupendo. De hecho, incluso lo venden como un éxito, pues en un principio la empresa propuso un marco entre el 1,5% y el 5%.
Esta no es, ni mucho menos, la única manera en la que van a empeorar las condiciones de los trabajadores, pues el nuevo convenio viene con una carga de medidas de choque a las que estos sindicatos prácticamente no han opuesto resistencia.
Por un lado, la famosa prima, una paga extra que se da a voluntad y de esta manera se usa como medio de chantaje, va a dejar de cobrarse íntegramente si no se trabaja absolutamente todo el año… aunque ese tiempo que no se esté dado de alta sea por una baja por enfermedad o incluso unos días de permiso por fallecimiento de un familiar. Ahora se cobrará exclusivamente la parte proporcional. De sobra es conocida la política de Mercadona de persecución de las bajas, y con esta medida sigue aumentando la represión en este sentido.
Otra cuestión es sobre el derecho fundamental de las reducciones de jornada, que se dan por motivos como tener a cargo a un menor, cambian la redacción para facilitar que se niegue –incluso eliminan la palabra «conciliación»– y supeditan la concesión a las necesidades de la empresa.
Y además de todo esto, sobre los festivos en los que los trabajadores escogen trabajar «voluntariamente» –con el supervisor interrogando a los que no se apuntan sobre por qué–, la empresa quiere ser ella misma la que decida si lo compensa con días libres o pago. No recogen explícitamente que trabajar festivos sea voluntario, y es que aunque legalmente debe serlo, en la empresa se conoce el interrogatorio al que son sometidos los trabajadores cuando no se apuntan a ello.
Entre los sindicatos minoritarios se habla de denunciar el convenio, y entre los trabajadores suenan tambores de huelga. De hecho, ahora se habla de que, viendo la que se les puede venir encima, Mercadona va a aumentar excepcionalmente la paga extraordinaria de 2024, convirtiéndola en paga y media para así intentar calmar los ánimos.
Mientras la televisión pública de Portugal acusa a Mercadona, recién llegada al país luso, de imponer un «clima de terror entre sus trabajadores», vigilando a sus trabajadores fuera del horario laboral, los medios españoles distorsionan la realidad hasta conseguir darle la vuelta a este empeoramiento del convenio, convirtiendo en buena noticia lo que debería ser un escándalo que abriera los noticiarios.