La victoria de Javier Milei en las elecciones del pasado domingo es como el título de la novela del colombiano «Gabo», «Crónica de una muerte anunciada». Su casi 11% de ventaja sobre Sergio Massa, que dio un triunfo aplastante al anarcocapitalista, refleja el descontento, el asco y la rabia de los habitantes de un país en decadencia, seducido por un tertuliano de televisión venido a más gracias a un lenguaje de confrontación con «la casta» y propuestas de manual libertario, que más allá de lo descabelladas, serán casi imposibles de llevar a cabo.
Y esto último tiene que ver con cómo está conformado el panorama político argentino. Milei juega con desventaja y lo sabe. La Libertad Avanza, su partido político, contará con apenas siete representantes en el Senado de un total de 72 (menos del 10%), y obtendrá 38 escaños de los 257 disponibles en la Cámara de Diputados (un 15%). Este escenario plantea desafíos sustanciales para el libertario, ya que, la aprobación de sus propuestas más innovadoras se verá obstaculizada, obligándolo a entablar negociaciones con diversos grupos parlamentarios, incluso con aquellos a los que denomina «la casta». Este proceso, sin duda, obligará a moderar y, en algunos casos, descartar la mayoría de sus promesas de campaña.
Todos recordamos a un efusivo Milei que en campaña aparecía en un vídeo donde destrozaba una maqueta del Banco Central, en otros donde prometía la dolarización del país, y en otro donde anunciaba, a grito de «¡Afuera!», qué ministerios serían eliminados durante su gestión. Todo esto podría convertirse, dadas las condiciones, en simple palabrería irrealizable.
Milei podría contar con un respaldo amplio de los diputados del partido Pro del expresidente Mauricio Macri (que llevó a Patricia Bullrich como candidata en la primera vuelta). La intervención y apoyo de Macri contribuyó a hacer viable al anarcocapitalista a ojos de muchos centroderechistas, los cuales tenían desde un inicio serias reservas.
Aunque Milei asumirá la presidencia, parte significativa del poder recaerá en Macri, que controlará potencialmente 10 gobernaciones a nivel territorial, mientras que el movimiento libertario carece de liderazgo regional y solo ha logrado tres alcaldías en pueblos provinciales.
La vital importancia del respaldo de Macri se evidenció en el barrio de Puerto Madero, uno de los sectores más exclusivos de Buenos Aires, donde inicialmente se percibía con desconfianza el voto por La Libertad Avanza. Sin embargo, el apoyo del expresidente, simbolizado en el pacto de Acasusso y firmado tres días después de la primera vuelta, mitigó esa desconfianza, incluso ante el rechazo de algunos seguidores de Macri.
Hay que decir que el pacto no le salió barato a Macri, ya que, su alianza política, Juntos por el Cambio, ha experimentado una ruptura durante estas elecciones. Importantes figuras de la Unión Cívica Radical (UCR), histórico rival del peronismo, han abandonado al exmandatario debido a su respaldo a Milei, a quien han tachado incluso de «fascista». El posible divorcio, cuya magnitud aún está por determinar, podría complicar la gobernabilidad de Milei, puesto que Juntos por el Cambio contará con 21 senadores y 94 diputados en el próximo Congreso. Si la ruptura resulta considerable, podría presentar una verdadera piedra en el zapato, especialmente en un Congreso donde la coalición liderada por el peronismo, Unión por la Patria, es la primera minoría, con 33 senadores y 108 diputados.
Otro factor a tener en cuenta es que Milei deberá ceder también en la formación de gobierno. Los rumores indican que se propondrá como futuro ministro de Hacienda a Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires y líder de los moderados del Pro, que ha mostrado en innumerables ocasiones sus diferencias con Milei tanto en el plano económico como en otras cuestiones. Al parecer, el gobierno de Milei correrá, irónicamente, con la suerte de gobiernos de «izquierda» de la región como el del colombiano Gustavo Petro y el chileno Gabriel Boric, quienes han visto su poder limitado debido a la falta de una mayoría en el legislativo.
Milei ha reventado el populómetro. Lo ridículo que ha sido escucharle hace años alabar la estrategia económica China, y desde hace cuatro días pasarse al «No negocio con comunistas».
Ahora, a esperar órdenes de Pedo Biden, y Pedo Clinton.