La República Moldava Pridnestroviana (RMP), comúnmente conocida como Transnistria es un país independiente de facto pero no reconocido internacionalmente, a excepción de la República de Abjasia y la República de Osetia del Sur, ambas de reconocimiento internacional limitado. Se encuentra al otro lado del río Dniéster haciendo frontera con Ucrania, el territorio está bajo soberanía de iure de Moldavia. Las elecciones presidenciales en Moldavia del 3 de noviembre hacen importante explicar la cuestión de Transnistria para entender mejor el contexto político moldavo.
En origen la región de Moldavia era conocida como Besarabia, lo que luego ha sido el territorio de la República de Moldavia formó parte del Imperio Ruso y tras la Primera Guerra Mundial formó parte de Rumanía. Tras la Revolución Rusa de 1917 existió la República Autónoma Socialista Soviética de Moldavia (RASSM), fundada en 1924, que abarcaba los territorios actuales de Transnistria más otros. Esta república autónoma formaba parte de la República Socialista Soviética de Ucrania (RSSU). En 1940 tras el Pacto Molotov-Ribbentrop el gobierno dictatorial del rey Carol II de Rumanía cedió los territorios que obtuvo con el Tratado de París (1920), y se constituyó la República Socialista Soviética de Moldavia (RSSM), y parte de la RASSM pasó a formar parte de ella y la otra de la RSSU.
En 1989 en medio del auge nacionalista y del proceso de disolución de la Unión Soviética, el Soviet Supremo de la RSSM retomo el alfabeto latino para la lengua moldava (variante dialectal del rumano). En 1940 se adoptó el alfabeto cirílico, puesto que era el alfabeto más utilizado en la URSS, de la misma manera las lenguas oficiales eran el moldavo y el ruso, que era la lengua vehicular. En 1990 se adoptó la actual bandera tricolor moldava y se adoptó el himno nacional rumano. Las voces que pedían la unificación con Rumanía, por cercanía cultural, causaron recelos en la población rusófona, mayoritaria en Transnistria, temiendo que la nueva situación les marginase y perjudicase. De modo que en respuesta en septiembre de 1990 se proclamó la República Socialista Soviética de Transnistria como entidad independiente pero dentro de la URSS. Este hecho no fue reconocido.
En Moldavia a pesar de que el referéndum sobre el futuro de la URSS no pudo celebrarse correctamente en 1991, ganó el Sí por un 98,3 %. El mismo año, tras el fallido golpe de estado de agosto contra las reformas de Gorbachov, Moldavia declaró su independencia. Sin embargo Transnistria ya no formaba parte de facto de Moldavia, además tras caer la Unión Soviética la realidad era la de una entidad independiente.
En 1992 el estado moldavo declaró el estado de emergencia, y el 2 de marzo, el mismo día que entró el país en la ONU, procedió a invadir Transnistria. Ya se había intentado retomar el control primero el 2 de noviembre de 1990, causando la muerte de tres civiles y otra el 13 de diciembre de 1991. El apoyo del 14º Ejército ruso liderado por Alexander Lébed, que se mantenía estacionado en la zona fue decisivo para que la RMP pudiese seguir existiendo. La guerra finalizó el 21 de julio con un alto el fuego, dejando alrededor de 1500 muertos. La firma de la convención sobre los principios de una resolución pacífica fue firmada también por Rusia, poniendo de manifiesto su implicación. Se creó una Comisión de Control Conjunto y un grupo de fuerzas de paz, compuesto por rusos, moldavos y transnistrios.
Desde la independencia de la República Moldava Pridnestroviana el presidente fue Igor Smirnov, impulsor de la independencia, tras su victoria electoral en 1991. Sería elegido en tres ocasiones más en 1996, 2001 y 2006. Este largo mandato estuvo sustentado por su carisma, por el apoyo ruso y por el de los grupos de interés de la región. El presidente Smirnov se centró en la seguridad del territorio y en el desarrollo de la economía. La realidad del país se caracterizó por una casi ausencia de organizaciones de la sociedad civil, y por la concentración de la economía en pocas manos, principalmente en las del conglomerado empresarial Sheriff que controla la mayoría de los negocios.
Moldavia por su parte ha ido cambiando sus propuestas para solucionar el conflicto. Inicialmente se propuso una autonomía. Esta solución había solucionado un problema similar con la región moldava de Gagauzia, que en un primer momento también se declaró independiente en 1991, al no suscribir la declaración de independencia de Moldavia del mismo año, pero al contrario que Transnistria la mitad de sus diputados acabaron por apoyar la independencia moldava. La población gagauza es de mayoría túrquica ortodoxa. En 1994 se otorgó la autonomía a la región, que se ha caracterizado por su cercanía a Rusia, y en las elecciones se ha decantado siempre por fuerzas políticas prorrusas. En las elecciones de 2023 ganó Evghenia Gutul del partido político Shor. Mientras se planteó la autonomía, por el lado transnistrio se propuso la creación de una confederación, con amplia autonomía y derecho de veto en cuestiones clave.
La dificultad de alcanzar un acuerdo estuvo en la presencia de tropas rusas en la RMP, necesarias por otra parte para el mantenimiento del statu quo. A pesar de esto, en 1996 se eliminaron las barreras aduaneras internas y en 1997 el «Memorándum Primakov» reconoció el derecho de la RMP de establecer contactos internacionales independientes en diversas áreas importantes como en la económica o la cultural. Con la presidencia de Vladimir Voronin del PCRM (Partido Comunista de la República de Moldavia) partidario de mayor cercanía con el Kremlin, en 2002 mediante el «Memorándum Kozak», se propuso la creación de una federación asimétrica que mantendría las tropas rusas por 20 años, pero la oposición lo rechazó. En 2004 estalló la crisis de las escuelas, motivado por el cierre de varias escuelas en Transnistria que empleaban el alfabeto latino, Moldavia respondió con un bloqueo. Se llegó finalmente a un acuerdo roto de nuevo en 2006.
En 2009 ganó las elecciones en Moldavia la proeuropea Alianza por la Integración Europea, hecho que dio lugar a un nuevo distanciamiento. En 2011 se reanudaron las negociaciones con el formato 5+2, es decir un diálogo diplomático entre las partes afectadas, Rusia, Ucrania, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y como observadores la Unión Europea y Estados Unidos de América. Este formato de negociación se puso en práctica por primera vez en la mencionada crisis de las escuelas de 2004. Tras el inicio de la Guerra Ruso-Ucraniana en 2022 el diálogo fue suspendido.
El interés de Rusia en el conflicto es claro, mantiene la base militar y custodia un gran arsenal de la era soviética, elemento importante para mantener la estabilidad en la zona, además existe una Comisión especial en la Duma Estatal rusa sobre el conflicto. El Kremlin también posee grupos de presión en la pequeña república, en 2011 promovió al candidato Yevgeniy Sevchuk del partido opositor Renovación para ganar las elecciones, previniendo una posible revolución de color por la actitud autoritaria de Smirnov, que dejo de gozar del favor del grupo Sheriff y de Moscú, ya que obstaculizaba a sus ojos el dialogo. Este partido tiene desde 2007 un acuerdo de cooperación con el partido gobernante ruso, Rusia Unida. Al ver que los países del este europeo se han ido uniendo a la UE y la OTAN, el Kremlin ve en Transnistria una pieza importante para contrarrestar la influencia del bloque atlántico, pues en 2014 Moldavia firmó el Acuerdo de Libre Comercio y Circulación con la UE, y en 2016 firmó el Acuerdo de Asociación.
La RMP es dependiente económicamente de Rusia, cabe recalcar también que desde 2009 Moscú le suministra gratuitamente gas. Eso ha generado una gran deuda con la empresa estatal rusa Gazprom. Transnistria al ser un país no reconocido hace recaer esta deuda sobre Moldavia, constituyendo la cuestión de la deuda del gas como un elemento de presión de Rusia hacia Moldavia, porque podría reclamar esta deuda si quisiese.
El presidente transnistrio Sevchuk retomó las negociaciones reuniéndose con el Presidente moldavo Vladimir Filat, acordando reabrir el transporte ferroviario en 2011, suspendido en 2006. La situación es compleja, por un lado la opinión pública es más partidaria de Rusia, que según un referéndum sobre la adhesión a Rusia en 2006 un 97,2 % estaba a favor, aunque Moscú no se manifestó al respecto, y por otro los intereses empresariales miran más hacia el mercado europeo, hecho que depende del acercamiento a Moldavia. En 2012 una propuesta de sustituir las fuerzas de paz rusas por un contingente internacional fue rechazada tanto por Rusia como por la RMP. Las negociaciones quedaron congeladas desde entonces y tras las elecciones de 2016 de la RMP, el nuevo presidente Vadim Krasnoselsky (Renovación), actualmente en el cargo, está a favor de la unión con Rusia.
La independencia de Transnistria podría contribuir a un mayor acercamiento a la UE y la OTAN, por lo que de momento mantener el statu quo es la mejor opción para Rusia. La posibilidad de ejercer una influencia en toda Moldavia parece ser más atractiva para el Kremlin de momento. Actualmente la situación es tensa, con la presencia de tropas ucranianas en una frontera y las maniobras militares conjuntas entre tropas polacas, rumanas y estadounidenses en Bulboaca este año en la otra. Moldavia ha seguido dando pasos hacia la integración en la OTAN, en 2017 se establece en Chisinau una Oficina de enlace Civil de la OTAN, para entre otras cosas incrementar la cooperación y respaldar las reformas necesarias para entrar en la UE (como la privatización de las pensiones). El actual Primer Ministro Dorin Recean (PAS) declaró que había que desplegar el ejército por toda la frontera y en 2024 se han impuesto aranceles aduaneros. Andrian Cheptonar, diputado del partido gobernante PAS en Moldavia, reconoció que en un referéndum ganaría el No a la OTAN, y es que el 62 % de los moldavos rechazan su adhesión y un 70 % defiende la neutralidad del país, a pesar de esto la línea de su partido va hacia la integración en la OTAN .En respuesta a las amenazas la RMP pidió a la Federación Rusa que tomase medidas para garantizar su seguridad. El futuro es incierto.