Molenbeek-Saint-Jean es una de las comunas de Bruselas. Y es además una de las más peligrosas de la ciudad, señalada como un foco de delincuencia y radicalización islamista, por lo que es tristemente conocida en Europa. Las tasas de desempleo juvenil superan el 30%. Esto contribuye al crecimiento de actividades ilícitas como el tráfico de drogas y el crimen organizado. Ciertas áreas de la comuna, especialmente las cercanas al canal de Bruselas, son peligrosas durante la noche; así lo considera un 46% de la población local.
Además de los problemas de criminalidad, Molenbeek ha sido identificada como uno de los principales puntos de reclutamiento para grupos extremistas. Desde 2011, al menos 47 personas viajaron a Siria para unirse a organizaciones como el Estado Islámico. Esto representa el 10% del total de combatientes belgas en conflicto. La conexión con atentados terroristas, como los ataques de París en 2015 y Bruselas en 2016, ha reforzado la imagen de Molenbeek como una zona clave en las redes de radicalización.
En redadas policiales realizadas tras diferentes atentados, las autoridades encontraron armas automáticas, explosivos y material propagandístico en varios domicilios de la comuna. Se estima que todavía existen células durmientes y redes de apoyo logístico que operan de forma encubierta en la zona, lo que ha llevado a las fuerzas de seguridad a mantener un monitoreo constante.
La mayoría de los individuos que se radicalizan en Molenbeek tienen entre 18 y 25 años, muchos de ellos con antecedentes delictivos menores antes de unirse a grupos extremistas. La proximidad entre las redes delictivas locales y los grupos extremistas es notoria, de manera que las actividades terroristas obtienen parte de su financiación de como robos, tráfico de drogas y fraudes.
Molenbeek es actualmente candidata a ser Capital Europea de la Cultura 2030. Lo que llama especialmente la atención ya que las autoridades belgas y europeas consideran a la comuna un punto neurálgico del terrorismo y la delincuencia organizada.
La Capital Europea de la Cultura es una designación otorgada anualmente por la Unión Europea a una o más ciudades con el objetivo de destacar su riqueza cultural y fomentar el desarrollo cultural, social y económico. Las ciudades seleccionadas deben presentar un programa cultural sólido, basado en la participación ciudadana y la sostenibilidad, con impacto significativo en el ámbito local, nacional y europeo.
La candidatura de Molenbeek-Saint-Jean como Capital Europea de la Cultura 2030 plantea interrogantes sobre si la comuna cumple objetivamente con los requisitos necesarios para ostentar este título. Aunque la propuesta busca rediseñar su narrativa y destacar su diversidad cultural, algunos factores sugieren que Molenbeek enfrenta importantes desafíos para alcanzar este objetivo.
Los requisitos incluyen demostrar una sólida infraestructura cultural, una estrategia que involucre a la comunidad y un programa que conecte las tradiciones locales con un enfoque europeo. Además, se valoran elementos como el fomento del turismo, la revitalización urbana y la colaboración entre diferentes sectores artísticos.
En términos de infraestructura cultural, Molenbeek no cuenta actualmente con una red consolidada de espacios artísticos y museísticos que se compare con las de ciudades previamente seleccionadas. La escala y el impacto de sus actividades culturales son limitados en comparación con las exigencias del título. Carece de grandes equipamientos culturales y espacios de referencia.
En cuanto a la participación ciudadana, clave para la candidatura, Molenbeek enfrenta dificultades relacionadas con la cohesión social y la integración. Aunque su diversidad cultural trata de exponerse como un punto fuerte, existen graves tensiones sociales y percepciones negativas a nivel nacional y europeo. Desde la perspectiva económica, ser Capital Europea de la Cultura exige inversiones en infraestructura y programación cultural. Molenbeek necesitaría apoyo financiero considerable tanto de Bruselas como de la Unión Europea para competir con otras candidatas.
En comparación con ciudades anteriormente seleccionadas, Molenbeek carece de una identidad cultural consolidada a nivel europeo. No obstante, la candidatura no se ve desde Bruselas del todo inviable. Se podría argumentar que su diversidad, sus retos sociales y su potencial la convierten en un símbolo del espíritu de inclusión.
