La PAC es la Política Agrícola Común de la Unión Europea. Fue creada en 1962 y llegó a España cuando entramos en la UE en 1986. Sin embargo el estado del campo español atraviesa momentos difíciles y se encuentra en declive. Llegados a este punto ¿ha funcionado realmente la PAC?
La PAC se financia con el presupuesto de la UE. Sus objetivos son apoyar a los agricultores a través de subvenciones, promover una agricultura sostenible y desarrollar las zonas rurales. Los pagos a los agricultores se hacen teniendo en cuenta una serie de condiciones, como las hectáreas cultivadas. Desde la última reforma que entró en vigor en 2023, la condicionalidad para recibir los pagos se ha reforzado. Las causas principales de críticas de los agricultores son el exceso de burocracia y los requisitos poco realistas y costosos. Pero lo más llamativo es la falta de protección frente a productos de países extracomunitarios.
Ciñéndonos a los datos, el sector agrícola acumula diez trimestres seguidos de caídas en empleos y facturación. Según datos del portal IPYME del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el número de empresas agrícolas se ha reducido un 4,8% (14.300 empresas menos); y los empleos han disminuido un 4,2% entre 2021 y 2024. Las pequeñas explotaciones y aquellas sin asalariados, son las más afectadas. Del total de empresas desaparecidas, el 61,3% eran autónomos sin trabajadores a cargo, y el 34,8% pequeñas empresas.
Según la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos esto se debe a la baja rentabilidad y a la falta de relevo generacional. Ambas causas se retroalimentan, puesto que el campo no ofrece incentivos atractivos debido a las dificultades económicas que atraviesa. Unas 100.000 explotaciones agrícolas están en peligro de desaparecer ante la falta de relevo.
El 6,6% de las empresas controlan el 42% del valor de la producción agraria según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Por otra parte, en 2024 unos 900 fondos de inversión nacionales e internacionales controlan tierras valoradas en 100.000 millones de euros.
Los costes de producción aumentaron el último año un 31,7%, y ya habían subido otro 12,08% en 2023. Mientras que el Índice General de Precios Agrarios bajó un 3,51% con respecto al año anterior.
Además en España la llegada de productos de terceros países, especialmente de países extracomunitarios perjudica la producción nacional. Ante este problema la política agraria comunitaria hace oídos sordos. Solo este año las importaciones agroalimentarias de Marruecos han aumentado un 20% de acuerdo con el Informe Mensual de Comercio Exterior, elaborado por el Ministerio de Economía. De estos los principales productos son frutas y hortalizas, que representan un 80,8% del total.
El campo español sufre una profunda crisis. El descontento ha quedado demostrado en las protestas multitudinarias de agricultores y ganaderos, pero parece que sus reivindicaciones no han sido escuchadas. La PAC ha demostrado ser ineficaz para hacer que el campo español sea productivo y competitivo. Tampoco ha logrado desarrollar el mundo rural, agudizándose los problemas de la España Vacía. Es un mal síntoma que un sector productivo tenga que subsistir subvencionado.