Desde que se abriera el centro de menores extranjeros no acompañados de Sopuerta, la inseguridad en la localidad vizcaína de Muskiz no ha parado de aumentar. Esto ha llevado a los vecinos a organizarse en patrullas ciudadanas.
El alcalde, Eduardo Briones (PSE-PSOE), ha tildado esta iniciativa popular de «pequeño conato de rebelión popular». A su vez, ha escrito una carta al juez decano de Barakaldo, firmada también por el jefe de la Policía Local, solicitando una mayor implicación por parte de las autoridades judiciales en el asunto.
Según datos oficiales, se han producido seis robos en dos semanas en Muskiz. Antes de la apertura del centro de Sopuerta, la media era de un robo cada tres meses. Los incidentes están protagonizados por grupos de jóvenes magrebíes, destacando tres individuos cuya reincidencia es alarmante.
Además, a los robos hay que sumarle otros delitos como los intentos de allanamiento de viviendas, hurtos en comercios, ocupación de espacios públicos, etc. Los vecinos se quejan de la inacción del Ayuntamiento, así como de la falta de efectivos policiales.
Este centro de «menas» abrió sus puertas en marzo de este año entre múltiples protestas vecinales. En el mes de julio, es decir, en apenas cinco meses, la Ertzaintza había tenido que intervenir ya en 31 ocasiones. Entonces, el jefe de la Ertzaintza llegó a asegurar que iban a acabar totalmente con la conflictividad gracias a la implantación de «medidas preventivas y pedagógicas».
Sin embargo, según denuncian los vecinos, las medidas anunciadas no han sido en absoluto efectivas y el problema de inseguridad continúa lejos de solucionarse.