El pasado viernes se publicaba en el canal de YouTube de Jordi Wild una entrevista con uno de los más mediáticos influencers racializades de España –que, todo hay que decirlo, conforme esta moda ha viajado desde los Estados Unidos ha ido perdiendo calidad de forma considerable, llegando a nuestro país los estertores de lo que en su día fueron las teorías decoloniales–. Antes de nada, dos apuntes: primero, creo que nunca me había encontrado a alguien que hablase con tanta soberbia sobre un tema del cual no tenía ni la más remota idea, y segundo, tuve que revisar varias veces la fecha de publicación del mismo, debido a que el entrevistado no paraba de hablar en términos decimonónicos como «hombre blanco», haciendo referencia a categorías raciales y hablando como si el continente africano no hubiese pasado por el proceso de descolonización que prosiguió al fin de la Segunda Guerra Mundial. A juzgar por el escenario, el soporte audiovisual, el léxico, la vestimenta, todo apunta a que fue grabado en el año 2023, así que la única posibilidad que nos queda es que Sani Ladan sea un viajero temporal y nadie le haya explicado lo que ha pasado en el mundo en los últimos dos siglos.
Bien, como se trata de una charla repleta de magufadas y moralismo barato, y de una extensión considerable –e innecesaria a todas luces–, comentaremos algunos de los aspectos principales de la misma, para evitarle al lector el sufrimiento que padeció el que ahora les escribe.
Nada más iniciar, resulta curioso como –de forma contradictoria– el entrevistado pide que se le considere más por su «background», pero al mismo tiempo empieza a contar su lacrimosa historia de superación como persona migrante –sobre el término «racializado» no comentaremos nada, resulta absurdo pretender probar la existencia de razas humanas, aunque sea mediante un razonamiento inverso al tradicional–. En los mismos albores del podcast el señor Ladan nos deja claro cuál era su intención al llegar a nuestro país, afirmando categóricamente «yo no quiero trabajar en el campo».
Pero lo más contradictorio de todo el discurso de Sani es como insiste en lo negativo del racismo, mientras al mismo tiempo culpa de todos los males del presente al malévolo «hombre blanco». En la parte final del podcast invita a los europeos a no tener prejuicios sobre África, mientras que él se pasa todo el tiempo llamándonos colonizadores malvados. Otro pilar de su discurso es hablar todo el tiempo de colonialismo –repetimos, la hipótesis del salto temporal no está del todo descartada–, y esta es una estrategia similar a la de aquellos que llaman a todo fascismo, ya que si todo es colonialismo, nada acaba siéndolo, el significado real del término se desgasta por sobreuso.
A Sani se le da bien hablar de cuestiones abstractas, pero cuando hace referencias concretas se evidencia de forma palpable. Por citar solo algunas de las perlas que soltó, una sería la referencia al Sáhara como último territorio sin descolonizar, pero ¿quién ocupa el Sáhara Occidental, España, Francia…? El influencer panafricanista se va a llevar un chasco cuando lo descubra. Otro ejemplo sería Haití, nación que lleva sumida en el caos porque la revolución de liberación acabó derivando en una guerra racial absurda. Si Haití es prueba de algo es que los negros también pueden ser malos y corruptos.
Pero la parte más delirante es cuando se pone las rodilleras y habla de Rusia y China. Invito a los lectores a buscar los datos de las relaciones económicas de China con el continente africano, y compararlos con los de USA y Europa, y se vería quién es la auténtica potencia colonizadora… Pero claro, según el discurso de Sani desde Occidente no podemos analizar esta nueva forma de colonialismo porque eso es «paternalismo».
Quizás por esta amistad con el Oriente le cuesta tanto admitir que hay corruptos en África; su gran argumento: esto es culpa de Occidente porque si no «los matan». Vaya, Sani, el luchador incansable por escapar de su país ahora se da cuenta de lo dura que es la vida, pues si quiere más información que le pregunte a los españoles que se levantaron contra los franceses en el 1808, a los milicianos del Quinto Regimiento o a los bolcheviques, por los sacrificios que hay que hacer para liberar a tu patria de su opresión.
No me prodigaré en comentar el miedito que le tiene Sani a Roberto Vaquero, pero sí lo invitaría a hacer públicos esos maravillosos «datos» que desmontarían fulminantemente las investigaciones del presidente del Frente Obrero. Y es que Sani es un gran experto, sobre todo en inmigración, tema complejo que él nos resume diciéndonos que se trata de «todo bulos y miedo infundido». Al entrevistado le gusta mucho hablar de sus «datos infalibles», pero ¿tendrá miedo de revelarnos la verdad secreta que apunte directamente al «hombre blanco», o quizás se le traspapelaron en su viaje en el tiempo?
Cuando la conversación gira en torno al islam, a pesar de tanto criticar a Europa, el imperio de ese «hombre blanco» y de ser una persona religiosa e idealista muestra unos ciertos valores propios de la Ilustración. ¿Qué ha pasado, Sani? ¿Te ha consumido el eurocentrismo? ¡Tienes que llamar a tu chamán de confianza para que te exorcice rápido!
Pero el momento que hizo merecer la pena ver la entrevista entera fue el momento en que se habla de datos. Es cierto, la demoscopia es racista y opresora. Qué mal lo pasa Sani, ahí su discurso fantástico de que vivimos en el siglo XIX se desmonta solito, y de tan perdido que está acaba acusando de racismo a quien elabora los estudios; estudios a todas luces xenófobos e islamófobos… En este apartado Sani Ladan necesitaría unas clases de un buen sofista, por ejemplo, Protágoras o Gorgias… Ah, no, que la cultura grecorromana es eurocéntrica, pues nada, las clases de oratoria se las tendrá que dar su chamán de confianza…
Por razones de extensión no nos pondremos a comentar otras majaderías como: pintar a España como la supercolonizadora de África, confundir tribu y nación, hablar de la «psique del colonizador», afirmar que los países laicos/aconfesionales deben permitir el islamismo, afirmar que Arabia Saudí e Irán no son el islam, afirmar que la emigración norte-sur no está regulada, mentir en lo referente a la elección del velo «para rezar» y por «elección libre», o la apoteósica de que en lo referente a la integración «nos exigen demasiado». Pero, más allá de estas afirmaciones rimbombantes exportadas directamente desde EE.UU., resultan curiosas las ausencias, como no comentar lo que haría en materia migratoria, ni hacer una sola mención a la cuestión del tráfico de personas (mientras su bien querida junta castrense de Níger acaba de despenalizar el tráfico humano), más allá de una breve mención de lo que cuesta viajar en los bajos de un camión a Melilla.
Pero trascurridas 3 horas Sani flojea, ya nos dijo que no quería trabajar en el campo, lo suyo es más vivir de relatos fantásticos y lastimeros, y copiar teorías acientíficas creadas hace 50 años en otro continente. Esta debilidad provoca que acabe soltando verdades a través de estas afirmaciones: 1. «Las violaciones de manadas de moros acaban criminalizando al extranjero», ¡bravo, Sani! Por eso hay que expulsar a esa gente y regular la inmigración. En el gen cultural europeo no está concebir a la mujer como parte del ganado doméstico, y eso no se debería permitir aquí; 2. «En España extranjero es un término vago», ¡otro puntito, Sani! En efecto, por nuestra idiosincrasia los españoles no somos racistas, y además como bien dices, ¡se regalan nacionalidades!; 3. «La solución de la inmigración es que África se desarrolle», ¡enorme, Sani! Pero, solo una duda, ¿cómo vas a conseguirlo si mandas a la población africana en masa hacia Europa?, y ¿lo vas a conseguir tú viviendo aquí, llorando por los platós e insultando a los europeos?; 4. «Una parte que ha sometido a la otra sigue queriendo someterla», ¡por toda la escuadra, Sani! Pero ¿no te das cuenta que ahora esa explotación no se ejerce a través del mercado de esclavos, sino de la importación masiva de mano de obra barata?
Pero pasando un poco de lado hacia la incrédula defensa que Sani hace las juntas militares de estados fallidos como Níger, Burkina Faso o Mali, ante la cual le recomendamos leer menos resúmenes de autores posmodernos decoloniales y leer un poco de teoría política, ya que ni el más espontaneísta anarquista llegaría a afirmar que una revolución de verdad surge de la nada y de repente. De verdad, Jordi Wild se había lucido trayendo a Operador Nuclear, pero a este ritmo va a llevar a Coto Matamoros para hablarnos de astrofísica y economía.
Pero contra lo que me gustaría de verdad hacer una crítica es contra las afirmaciones de Sani de que en España «nadie hace nada contra el colonialismo», refiriéndose a que nuestro Gobierno votó en contra de una medida para internacionalizar el sistema fiscal de deuda. Primero debería entender que este Gobierno no representa al pueblo español, y además que somos un pueblo lo suficientemente sabio como para saber que estúpidas resoluciones de la ONU nunca han cambiado nada a lo largo de la historia, y nunca lo harán. Pero es que en España tenemos problemas más grandes que «el colonialismo» en abstracto –y, reiteramos, África de facto es independiente, que se apañe con sus opresores como nosotros nos apañamos con los nuestros–. Me resulta insultante –tanto que el racializado de turno habla de culturas que no ofenden a otros– que se culpe del colonialismo del XIX al trabajador de a pie de los países europeos, pero, Sani, ¿cómo se han independizado los Estados africanos si no es con ayuda desinteresada desde Occidente (él mismo pone el ejemplo de la URSS, aunque por su escaso bagaje historiográfico la confunde con la actual Rusia de Putin…)? En Europa sabemos que existe la desigualdad, pero los trabajadores también sabemos lo difícil que es llegar a final de mes. Y es que la verdad, Sani, es que unos pocos europeos se han lucrado de la colonización, mientras que las masas aquí se han partido el lomo por sus derechos y ese «estado de bienestar» que tanto criticas pero al que no renuncias. Un estado de bienestar que cada vez se restringe más por culpa de fenómenos, los cuales tú justificas y alientas, como la inmigración masiva.
Así que después de sufrir escuchándote decir chorradas durante 4 horas, te lo reiteramos: Sani, no vivimos en el siglo XIX, la teorías de Gobineau y la craneometría están desfasadas… Sani, no eres un “racializade” superior moralmente al resto, tienes un nivel determinado de melanina, nada más. Sani, por favor, supéralo ya.