En las encuestas previas a las recientes elecciones nacionales alemanas el partido de la izquierda alemán, Die Linke, gozaba de fortuna diversa, pero en gran parte de las estimaciones se auguraba la potente posibilidad de que no consiguiese representación parlamentaria.
Pero aunque generalmente las redes sociales son el lugar idóneo para movimientos como AFD, los algoritmos jugaron de forma muy favorable a una alemana nacida en el Este de 37 años que e una más pasional que racional elocución le afeaba a la democracia cristiana haber aceptado los votos de AfD en una serie de medidas relacionadas con el endurecimiento de la política migratorio, haciendo un paralelismo bastante acrobático mencionando la efeméride de la reciente liberación del campo de Auschwitz.
Esa mujer era Heidi Reichnnek, apodada en ocasiones como la «reina roja», por sus fanáticos como «Bundestag queen», aunque el apelativo que mejor la define quizás es la de la «influencer roja». Esta mujer ya próxima a la cuarentena estudió en su juventud estudios de Oriente Medio y Ciencias Políticas en la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg. Paradógicamente se encontraba en una estancia en el Cairo cuando estalló la primavera árabe en el país de los faraones. La política suele indicar la profunda emoción que le despertó haber vivido aquel momento histórico, el cual inmortalizó en un tatuaje de Nefertiti con una máscara de gas. Pero recordemos que la principal consecuencia de la primavera árabe en Egipto fue el ascenso al poder de los islamistas Hermanos Musulmanes, aunque luego fueron desalojados del poder por Al Sisi. De hecho aunque no existen pruebas fehacientes, se cree que Heidi tiene muy buenas conexiones entre los seguidores más estrictos del Islam, y es que por ejemplo la cadena Al Jazeera realizó una fuerte labor de propaganda de su candidatura.
Pero la carrera política nacional de la política es bastante reciente. En el 2021 consiguió entrar en el Bundestag, intentando hacerse presidenta del grupo parlamentario sin éxito hasta que lo logró en 2023. De esta forma vemos como el ascenso de Reichnnek es paralelo al declive de la organización tras la salida de Sahra Wagenknecht.
De esta forma el hito más importante en la carrera de Heidi es lograr ese 8% que mantiene la representación parlamentaria de Die Linke y lo salva la disolución. Sorprende sobre todo como logró ganarse distritos enteros de la capital del país, Berlín, llegando a registrar el 20% de votos, superando al resto de fuerzas. Sin embargo estos resultados empiezan a cobrar más sentido ante las estadísticas que nos muestras que Die Linke fue el partido más votado entre los electores alemanes, llegando casi al 30% del este cuórum electoral. También tuvo mucha incidencia entre los jóvenes, a los que se le sumaron los votantes descontentos con la nefasta gestión del gobierno socialdemócrata, que por dogmatismo político no podrían votar a la derecha y dormir tranquilos.
En lo referente al discurso de la política alemana, todo su contenido se podría resumir a un breve vídeo de la popular TikTok. Destacó sobre todo esa actitud enérgica en su cruzada personal contra el nacional-socialismo que representaría AfD –no olvidemos, una organización liderada por una lesbiana cosmopolita cuya pareja ha nacido en Sri Lanka…-… Como suele ser habitual Die Linke también trata de monopolizar el problema de la vivienda en Alemania. Y es que el discurso de Reichnnek es tan simple como contradictorio, ya que en su elocución contra AfD hizo un llamamiento a las barricadas al estilo anarquista, desde una tribuna parlamentaria, y defendió con firmeza un cordón sanitario contra la segunda fuerza más votada, supuestamente en defensa de la democracia.
Y es que en la puesta de escena de la alemana suele cobrar gran importancia la exhibición de su brazo izquierdo, donde exhibe con orgullo un tatuaje de Rosa Luxemburgo. Y es que desconocemos si Heidi sepa realmente de quién es ese rostro, por lo que presuponemos que desconoce lo que la revolucionaria alemana opinaba al respecto del feminismo que tanto abandera la líder de Die Linke, o como ella organizó una escisión revolucionaria del SPD, no simplemente se limitó a ser una muleta más desquiciada del mismo.
Finalmente tras su no disolución electoral se sumó a la campaña para acabar con el tecno-turbo fascismo mundial que asola el mundo occidental, abandonando Twitter dejando tras de sí este reivindicativo mensaje: «La campaña electoral ha terminado. Para mí, esto también significa: finalmente le doy la espalda a esta plataforma infernal. Si quiero que me ataquen los nazis y los conservadores, me basta con el Bundestag».