El presidente Pedro Sánchez hizo balance del año durante su última comparecencia de prensa tras el consejo de ministros, antes de iniciar sus vacaciones. Se centró en temas como la situación económica del país.
Si antes afirmaba que “la economía va como un cohete” o “como una moto”, ahora se refirió a España como “una de las economías más prometedoras de Occidente”. El presidente subrayó que los resultados superaron las expectativas y resaltó la diferencia de crecimiento respecto a la media europea.
Citando al INE, el presidente señaló que el PIB creció un 0,8% en el último trimestre y acumuló un 3,3% anual. Sin embargo, no aclaró que este cálculo se realizó a precios corrientes, lo que implica que la inflación favorece estas cifras.
La realidad es que el crecimiento se debe principalmente a la demanda interna, que aportó un punto al PIB. En cambio, la demanda externa tuvo un impacto negativo de 0,2 puntos. Es decir, las exportaciones pierden peso en la economía mientras las importaciones crecen a mayor ritmo que las exportaciones.
Y lo que es más importante, el crecimiento viene generado sobre todo por el gasto publico. De manera agregada el gasto final de los hogares creció un 1,2%, mientras que el de las Administraciones Públicas lo hizo un 2,5%. Esto pues, no es un dato tan positivo pues el aparente crecimiento lo paga el gobierno (lo que se traducirá en mayores impuestos o un incremento de la deuda).
Y por otra parte, aunque el crecimiento del PIB sea positivo se esta basando sobre todo en consumo, dejando de lado aspectos que hacen que una economía sea fuerte y sostenible. Así, la formación bruta de capital intertrimestral fue negativa (-0.9)
Si se compara este crecimiento con la media europea, se observa que el crecimiento medio de los 27 es de un 0,4% frente al 0,8% español. Pero no es España quien tiene una mayor cifra de crecimiento, sino que se encuentra en la séptima posición. Por delante están Irlanda, Lituania, Dinamarca, Chipre, Países Bajos y Croacia. Fijándose en el dato anual más positivo lo tiene Irlanda, que incrementa su PIB en un 15%, mientras que España lo hace un 3,3% español.
Aunque Pedro Sánchez presumió del crecimiento económico durante su balance anual, hay cifras que quedaron fuera de su discurso y que matizan la evolución positiva que presentó. Un indicador clave es el número de empresas en bancarrota, un reflejo de la salud real del tejido empresarial.
Mientras que en el último trimestre las quiebras aumentaron un 2,7% en la Unión Europea, en España el crecimiento fue del 3,7%, por encima de la media europea. A pesar de los buenos datos de PIB y el optimismo del presidente, este incremento sugiere que la recuperación no es uniforme y que ciertos sectores aún enfrentan dificultades.
El crecimiento del PIB es un indicador clave, pero no refleja por completo las condiciones de vida de los españoles. Un dato especialmente revelador para evaluar la calidad de vida es el PIB per cápita en estándares de poder adquisitivo (PPS), una métrica que Pedro Sánchez no mencionó en su intervención. Este índice, calculado por Eurostat, permite comparar el PIB de los países de la UE ajustando por diferencias de precios y teniendo en cuenta la población. La media europea se establece en 100, y los valores de cada país se calculan en relación con ella. Según los últimos datos de 2023, España alcanza un índice de 91, situándose en el puesto 17 dentro de la Unión Europea. Esta posición refleja que, pese al crecimiento económico, España sigue por debajo de la media europea en términos de poder adquisitivo por habitante.
Otro indicador clave para medir el bienestar de un país, que no mide tanto la riqueza sino la equidad, es el indicador de riesgo de pobreza. Se mide teniendo en cuenta las personas que están en riesgo de pobreza considerando las ayudas sociales. Mientras que la media comunitaria es del 20,7% en España se sitúa en el 26,5% (según el ultimo dato publicado a cierre de 2023), solo detrás de Rumania y Bulgaria.
Los datos de Desempleo para España tampoco son positivos. El INE para el tercer trimestre del año establece una tasa de desempleo del 12,1%. Según Eurostat, en Octubre la tasa de desempleo media en la UE era del 5,9%, situándose España en ese mes en un 11,2%, la más alta de entre los 27 miembros.
Los datos económicos presentados por Sánchez, en línea con su habitual optimismo, han sido objeto de crítica por parte de diversos medios y expertos. Aunque desde el Gobierno se perciben estas críticas como ataques políticos, las cifras de Eurostat —una fuente difícil de cuestionar— arrojan una realidad menos brillante.
El discurso de una «economía que va como un cohete» contrasta con indicadores que reflejan un crecimiento modesto y, lo que es más relevante, con escaso impacto en la mejora de las condiciones de vida del ciudadano medio.
