En las últimas semanas estamos viendo cómo se recrudece la respuesta social en Galicia al macroproyecto que propone instalar Greenfiber, perteneciente al grupo portugués Altri, en el municipio lucense de Palas de Rei. 

Recientemente, la Plataforma Ulloa Viva ―la cual está liderando la oposición a la fábrica de celulosa― anunció que se presentaron cerca de 20.000 alegaciones a la misma, aunque según hace saber el alcalde de Palas de Rei, Pablo Taboada, en dicha localidad han sido presentadas únicamente 76 alegaciones, hecho justificado según él en la intimidación ejercida a los vecinos del municipio por diferentes vías. En contraste con ello, varios municipios de la zona, así como el Rexistro de la Xunta de Galicia, se han visto saturados por la enorme cantidad de alegaciones recibidas, las cuales se han extendido por el resto del país.

Dichas alegaciones se suman a la ola creciente de movilizaciones en protesta por la instalación de la macrofábrica de celulosa, las cuales han conseguido que la empresa suspendiese la gira de charlas informativas por diferentes municipios al no ser capaces de hacer frente a quienes allí recriminaban las consecuencias económicas y ambientales de su proyecto. Ulloa Viva sigue acumulando fuerzas y ha convocado en Palas de Rei una manifestación para el próximo día 26 de mayo. Mientras tanto, diferentes entidades a lo largo de la geografía gallega están realizando un esfuerzo divulgativo con la finalidad de concienciar a la población de la necesidad de paralizar este proyecto.

La fábrica de celulosa proyectada por Altri, que según sus promotores no estaría destinada a la fabricación de pasta de papel sino fibra textil, ha levantado una fuerte polémica debido a varios factores. En primer lugar, el espacio que ocuparía el complejo sería de 366 hectáreas, similar a la superficie de Santiago de Compostela, en una ubicación cercana al Camino de Santiago y afectando potencialmente el paisaje de un elemento tan estratégico. La fábrica requeriría para su actividad 46.000 litros cúbicos diarios extraídos del río Ulla, superior a lo que consume el total de la provincia de Lugo en un día, y aún por encima necesitaría nutrirse de alrededor de 1,2 millones de toneladas anuales de eucalipto. 

Por su parte Altri, en un esfuerzo por limpiar su imagen, ha ido ofreciendo más detalles sobre el proyecto a medida que la tensión ha ido aumentando. Aseguran que el agua será devuelta al río ya tratada, que el impacto visual del proyecto será escaso y que el eucalipto que se necesitará no implicará aumentar la actual superficie de plantaciones. No obstante, los precedentes de la multinacional no invitan a confiar demasiado en su buena fe, ya que en 2018 fue expedientada por sus vertidos contaminantes en el río Tajo en su vertiente portuguesa, los cuales generaron espuma y que conllevó a que la inspección de medio ambiente del país vecino les obligase a a reducir su actividad. Por otra parte, la previsión establece que la actividad de la fábrica de celulosa se iniciaría en 2025, año en el que también expira la prohibición de plantar eucalipto en parcelas forestales donde no sea ya la especie mayoritaria, y por lo tanto abriendo la puerta a extender el cultivo de dicho árbol en más zonas para satisfacer la demanda de Altri.

No hay que olvidar tampoco que la decisión de Greenfiber de ubicar su planta en Palas de Rei ha sido tomada después de valorar diferentes emplazamientos de Galicia, al considerar que dicha comunidad autónoma, gobernada por el popular Antonio Rueda, les ofrece mayores facilidades. Si bien en sus inicios se hablaba de un gran impacto positivo a nivel de empleo, lo cierto es que la previsión ha ido disminuyendo y en estos momentos se habla de 500 empleos, aunque la Plataforma Ulloa viva reduce esa cifra a únicamente 200 puestos de trabajo y se cree que buena parte de ellos serían empleados ya formados en Altri y sus filiales. Por otra parte, organizaciones agrícolas y ganaderas han denunciado la posible afectación de la actividad de la macrofábrica en el suelo agrícola por la calidad del pasto y la acidificación de los suelos, temiendo por la actividad del sector primario en los municipios afectados, con un importante porcentaje de producción ecológica y por lo tanto poniendo en riesgo las más de 4000 explotaciones presentes en la zona e incluso la Denominación de Origen del queso Arzúa-Ulloa.

En conclusión, de hacerse realidad la macrofábrica de celulosa de Altri podríamos estar hablando de una grave agresión al territorio gallego motivada, una vez más, por los intereses deprededores de una multinacional y pasando por encima de los intereses de agricultores, campesinos y en general de la población de la zona afectada. Un proyecto defendido a capa y espada por un Partido Popular eternizado en el gobierno autonómico y que pretende con ello ponerse la medalla de la innovación y el desarrollo, aunque a largo plazo no sólo no fije población si no que la destruya a la par que arrasa con el ecosistema. Casos como el de este proyecto o la todavía reciente crisis del vertido de pellets, en la que la Xunta de Galicia se aferró a los informes del impacto ambiental que más le convenían y trató de dilatar lo máximo posible la intervención del Estado, nos muestran cómo el ejecutivo del Partido Popular se mueve por intereses políticos y económicos ajenos a lo de trabajadores y pequeños propietarios, dejando un panorama desolador en la comunidad y que ahora amenazan el área de A Ulloa.