En las anteriores coberturas sobre la situación de la Siria post-Assad ya habíamos indicado que las regiones del sur, de mayoría drusa (principalmente el área de Swieda) se habían mantenido equidistantes ante la caída del régimen baathista. Posteriormente informábamos de que se había creado un órgano administrativo. Una especie de autonomía, que perseguía que se respetase su idiosincrasia en una futura Siria federal. Esta maniobra sería una especie de imitación del modelo kurdo, aunque este había sido creado en la lucha contra el ISIS… no ante el desmoronamiento del poder reinante en el Estado.
Pues luego de las matanzas de alauitas en la costa, en las pasadas semanas se han reportado numerosos ataques de milicianos yihadistas wahabbies sunitas contra civiles drusos. Supuestamente el origen del estallido fue la difusión de un vídeo de un jeque ruso burlándose de Mahoma, que al final resultó ser falso, para más inri. Esto no tendría mucho sentido, ya que si bien los drusos son una secta ocultista que es expulsada de Egipto en el siglo XV, entre sus principios está la religión musulmana. Al igual que los alauitas, presentan una interpretación filosófica y religiosa muy ecléctica. Esto los hace especialmente odiosos a os ojos de los nuevos amos yihadistas de Siria, calificándolos así de «takfiríes», esto es, falsos creyentes.
Pues bien, dentro de la comunidad drusa siria se distinguen dos grupos contrapuestos. El primero está liderada por Sheikh Hikmat Al-Hijri, que en el pasado apoyaba al régimen de Al-Assad. Ante la llegada al poder de Al Jolani ha rechazado la colaboración con el nuevo régimen, y pidió la intervención israelí para proteger a la comunidad drusa. De hecho los drusos cuentan con batallones propia e las Fuerzas de Defensa de Israel, ya que si no fuera por los hebreos, muy posiblemente los integristas suníes palestinos (como el mismo Hamás o la Yihad Palestina) no pararían hasta exterminarlos.
La otra facción drusa opuesta la lidera el jeque Laith al-Balous, cuyo padre fue eliminado por Al-Assad. Esto presupone escasas simpatías por el régimen baathista. Además apoyó abiertamente a los insurgentes antigubernamentales en la guerra que asoló el país. Este jeque, cuando se desató la violencia contra los hermanos de su secta, salió en la televisión pública llamando a la calma y abogando por la unidad nacional. Los drusos tienen entre sus principios la lealtad sin fisuras al Estado en el que habitan, lo que no hace tan fácil el protectorado israelí sobre los mismos. De hecho. los drusos israelís son sirios en origen, que poblaban los altos del Golán ocupados por Israel desde los años 60. Lo que resulta más dudoso es esa unidad nacional de la que habla al-Balous. Y es que los nuevos dirigentes de Siria tienen una idea nacional en la que solo caben los suníes salafistas integristas, y su misma organización se denominaba HTS. La HTS hacía referencia a la liberación en clave islámica de todo el Levante mediterráneo, ni siquiera mencionando a la propia Siria.
