Los agricultores y ganaderos se están movilizando desde la Plataforma 6F (por la fecha de inicio de las tractoradas), que se han organizado aprovechando las redes sociales y han convocado a miles de agricultores a cortar carreteras y entrar en las ciudades. Mientras los medios incrustados del gobierno y la tierna oposición se empeñan en situar la plataforma en la «extrema derecha».
Pero la plataforma se ha desmarcado de todos los partidos políticos y de las grandes organizaciones agrarias, que por su parte han repudiado esta plataforma y sus convocatorias. En algunos casos, con rechazo explícito de las manifestaciones, como han hecho los auto-proclamados sindicatos de clase con afirmaciones peregrinas y maliciosas sobre la esencia empresarial y anti-obrera de los manifestantes.
Estas grandes organizaciones, mal llamadas sindicatos agrarios, se proclaman como las únicas representantes legítimas del sector y afirman que toda negociación tiene que pasar por sus manos. Al final y remoloneando, han convocado su propio calendario de movilizaciones.
Vamos a echar un vistazo a la historia y querencias de estas organizaciones del sector, para poder entender el papel desmovilizador y disolvente que están teniendo desde que empezaron las movilizaciones.
ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) nace en 1989 con la fusión de otras organizaciones operadas por UCD y AP (lo que hoy es el PP). Tiene carácter nacional e históricamente se asocia con grandes terratenientes y con la derecha política. Pretende la defensa de todas las explotaciones agrarias, desde las pequeñas y familiares, hasta las grandes empresas. Muchas de sus delegaciones forman parte de la organización patronal CEOE.
Representa más del 60% de la producción agraria y a las grandes explotaciones. Su pertenencia a la CEOE muestra que tiene intereses compartidos con las grandes empresas y capitales europeos en sectores como la energía (placas solares, parques eólicos), químicas, farmacéuticas o grandes cadenas comerciales. Resulta evidente que no cuestionará el fondo de los problemas ni las políticas europeas de libre comercio y solo servirá, para poner parches, desmovilizar y dividir a los agricultores.
La UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos), impulsada en 1982 por el gobierno socialista de Felipe González, como una derivación de la UGT (Unión General de Trabajadores) para acoger a los pequeños agricultores autónomos y distinguirlos de los asalariados del campo sindicados en UGT. Define su ámbito de representación entre los agricultores y ganaderos profesionales con explotaciones de carácter familiar.
Nacida como parte del sindicato afín al PSOE, no cuestionará las políticas del gobierno de Pedro Sánchez y de hecho apoyó la continuidad de Luis Planas al frente del ministerio. Al igual que la UGT ha callado y callará ante los problemas de la clase trabajadora mientras en este país manden «los suyos». Nuevamente solo podemos esperar la desmovilización y la división.
COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) emerge en 1977 en los tiempos de grandes movilizaciones, las llamadas guerras del campo: las guerra del pimiento, la guerra de la patata… Desde sus inicios está vinculada a la izquierda social (cercana a CCOO e IU), aunque ahora se define como sindicato agrario plural y su referente organizativo es la defensa del ATP (Agricultor a Título Principal).
Aunque más lejana a los intereses de la gran patronal, podemos decir de ella cosas parecidas: Se ven obligados a secundar unas movilizaciones que les han desbordado, pero su afinidad con el Gobierno, les incapacita para defender los intereses del sector en España: no cuestionará la agenda 2030 ni a la UE, al igual que UPA, no planteara ninguna conflictividad mientras gobierne la izquierda.
Tras tensiones internas importantes en el seno de COAG, que llevaron a varias escisiones en 2008, emerge Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos. Se define como independiente y como un instrumento al servicio de los agricultores y ganaderos y otros colectivos del medio rural. Esta es la única gran organización que mantiene su convocatoria de movilizaciones desde el día 6 de febrero (siendo los primeros en convocarlas según afirman).
Mientras tanto, no se acaban de celebrar elecciones para determinar la representatividad de las distintas asociaciones en todo el estado, pero en las CCAA en que esta consulta se ha realizado (Madrid, Extremadura, Castilla y León y Cataluña), aparece Unión de Uniones como segunda fuerza, detrás de ASAJA y con bastante ventaja sobre COAG y UPA. A pesar de ello no esta considerada como más representativa por el ministerio con lo que de momento no es convocada a las negociaciones. «La democracia no ha llegado al campo», afirman desde la asociación. Y es que desde hace casi 10 años, la Ley de Representatividad Agraria está sin desarrollar y sin convocar las elecciones previstas en la norma (en Aragón por ejemplo los agricultores llevan más de 20 años sin votar)