Madrid / Estambul, 29 de julio de 2025 — La aerolínea estatal turca Turkish Airlines ha irrumpido con fuerza en el proceso de compra de una participación en Air Europa, desafiando tanto a los gigantes europeos del sector como a los reguladores comunitarios. Su entrada, respaldada por el Estado turco, amenaza con reconfigurar el mapa aéreo europeo y reabre el debate sobre la penetración de capitales extracomunitarios en infraestructuras estratégicas.
Una oferta que incomoda a Europa
Según ha podido confirmar El Economista, Turkish Airlines ha formalizado su interés en adquirir hasta un 25 % del capital de Air Europa, justo cuando la familia Hidalgo, propietaria del 80 % de la compañía, ha retomado la búsqueda de un socio tras la salida frustrada de IAG. Esta operación, enmarcada en un contexto de consolidación global del sector, ha despertado recelos en Bruselas, donde se cuestiona la entrada de capital público no comunitario en aerolíneas clave del espacio Schengen.
La oferta de Turkish supera en atractivo a las del entorno europeo, gracias a su respaldo financiero estatal y a una propuesta estratégica: convertir a Madrid en un hub intercontinental hacia Latinoamérica y África, reforzando su red global y conectando Oriente Medio con América a través de España.
Riesgo regulatorio: ¿puede un actor extracomunitario controlar rutas europeas?
La normativa europea exige que el control efectivo de una aerolínea que opera en la UE esté en manos de capital comunitario. Turkish sortearía este límite comprando una participación minoritaria, pero su poder real podría desbordar lo formal, algo que preocupa tanto a Bruselas como a compañías rivales como Lufthansa, Air France-KLM o la propia IAG.
La operación pone en tela de juicio la coherencia del marco europeo de competencia: mientras los gobiernos de la UE enfrentan restricciones para rescatar a sus aerolíneas, Turquía puede financiar con apoyo público operaciones estratégicas dentro del mercado comunitario, sin someterse a los mismos criterios.
Un activo clave y una familia dividida
Air Europa no es una aerolínea cualquiera: es la segunda mayor compañía aérea de España, con una fuerte presencia en el corredor transatlántico y en el mercado latinoamericano. Turkish Airlines no oculta que esta es la joya que desea incorporar a su red para consolidar su posición frente a Qatar Airways, Emirates o Lufthansa.
La familia Hidalgo, sin embargo, está dividida respecto a la venta. Mientras parte de la dirección presiona por una solución rápida que aporte liquidez tras la devolución parcial del rescate estatal, otros sectores exigen preservar la independencia de la compañía y evitar perder el control a manos extranjeras.
Condiciones de la operación
- Turkish Airlines estaría dispuesta a pagar hasta 240 millones de euros por una cuarta parte de la compañía.
- La valoración supera las estimaciones del mercado, que situaban el 25 % de Air Europa en torno a los 170–180 millones.
- Las ofertas vinculantes deben presentarse en las próximas semanas, en un entorno de tensión e incertidumbre.
Bruselas, ante una prueba decisiva
La Comisión Europea deberá decidir si bloquea, condiciona o acepta una operación que podría sentar precedente: permitir a un operador extracomunitario tomar una posición estratégica en una aerolínea con rutas dentro del espacio Schengen y acceso preferente a slots clave en aeropuertos como Madrid-Barajas, París o Roma.
Conclusión
La maniobra de Turkish Airlines no es solo una jugada empresarial: es un desafío directo al modelo europeo de aviación comercial. El respaldo público, la ambición geoestratégica y el uso de rutas clave convierten esta operación en una partida de ajedrez en la que no solo está en juego el futuro de Air Europa, sino también el equilibrio del poder aéreo en Europa.