Turquía ha elevado la ofensiva contra las poblaciones kurdas. Esta vez en Irak, avisando al gobierno iraquí de que entrarán en conflicto para defender las fronteras turcas contra “los grupos terroristas kurdos”, quiera Irak o no. Finalmente, desde Bagdad han accedido y se han comprometido a ayudar a Turquía en su pugna contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán o PKK, organización armada que lidera la lucha contra el gobierno de Erdogan y que está catalogada como terrorista en Turquía y algunos países de la UE y la OTAN.
Por su parte, en un discurso durante las celebraciones del Newroz o año nuevo persa, desde el PKK han afirmado haber derribado hasta 15 drones turcos y aseguran que sus capacidades militares modernas han sido ampliadas.
A nivel político, esta nueva intensificación de la guerra contra los kurdos responde a las elecciones locales que tendrán lugar en Turquía el próximo 31 de marzo. El uso del discurso y la acción bélica es un recurso político extendido y repetido siempre para mantenerse en el poder y Erdogan usa su lucha contra el PKK para tal fin.
Se estima que el ataque turco será realizado entre las elecciones locales y el final del Ramadán el 9 de abril, aunque no se descarta que puedan comenzar antes.
Esta nueva escalada de tensiones comenzó el 5 de marzo, cuando Erdogan aseguró que para verano habrían resuelto para siempre la cuestión fronteriza con Irak. También aseveró la voluntad de crear un corredor de seguridad de 30 a 40 kilómetros a lo largo de la frontera siria y amenazó a aquellos que piensan poner de rodillas a Turquía con darles “nuevas pesadillas”.
El conflicto entre Turquía y las poblaciones kurdas recibe un silencio mediático en prácticamente todo el mundo pese a ser una guerra continua que arrastra ya varias décadas y que, periódicamente, el régimen de Erdogan ataca a las poblaciones kurdas en los 4 países donde están presentes, siendo este conflicto una disputa permanente dentro de la Guerra Civil Siria.