El luchador llevó su cuerpo al límite para competir en una categoría inferior de la UFC y se desmayó tras subirse a la báscula. La organización ha preservado la salud del púgil y ha terminado con su participación. Su rival, Jean Silva, obtiene la victoria sin pasar por el ring.

El susto se produjo en los días previos al inicio de la UFC 301, que finalizó el pasado fin de semana. Gomis, que se esforzó para conseguir ajustarse al peso, había conseguido reducir su masa corporal en dos kilogramos. Los métodos utilizados en el proceso crearon un malestar en el estómago del francés y su salud acabó pagándolo.

En la prueba de fuego, con el cuerpo sobre la báscula, William dibujaba una escena sudorosa y los signos de malestar eran palpables. El agotamiento derrocó al boxeador, que cayó sobre la báscula. La fatiga ganaba a la salud.

El éxito por encima de la salud 

El episodio de Gomis quedó en una simple anécdota y el francés se ha recuperado de su extenuación física, sin embargo, los contratos y la competición no se detienen. Simone Biles, campeona olímpica, tuvo que decir «basta» por la presión a la que se vio sometida. Su salud mental había quedado en el olvido. Tom Doumolin, ganador del Giro de Italia, o Thibaut Pinut, corredor francés aspirante al Tour de Francia (la última victoria francesa fue en el año 1985) fueron víctimas de la presión. 

La presión de las marcas, la fugacidad de los triunfos o los contratos profesionales llevan al cuerpo al límite. Por suerte, Gomis ha conseguido descansar y recuperar sus hábitos, como asevera en sus redes sociales, sin embargo, las consecuencias quedan en el olvido de los aficionados. Los contratos y el dinero marcan la actualidad, la fama y el recuerdo, mientras que la salud mental queda en el ostracismo.