La vida tranquila de los 3.362 habitantes de San Francisco, capital de la isla de Formentera, se ha visto alterada desde que, en octubre de 2024, el Consell acogiera a ocho menores marroquíes. Desde su llegada, han aumentado las agresiones y robos, muchos de los cuales han quedado impunes.
El pasado domingo, uno de estos jóvenes, de 17 años, atacó violentamente a un niño de 12 años para robarle una mochila con 75 euros. Tras el robo, el niño, aterrorizado, llamó a su madre. Mientras ella llegaba, el agresor volvió con otros dos jóvenes. El niño pudo refugiarse en un comercio, pero cuando llegó su madre, tuvo que ser llevado al hospital debido a un ataque de ansiedad.
Durante las fiestas navideñas, otro grupo de estos jóvenes arrojó un petardo a una anciana en una plaza. Cuando un niño les recriminó la acción, fue golpeado por los ocho agresores. Los comercios locales también se han visto afectados por estos sucesos. El mismo grupo asaltó una tienda de deportes con un cuchillo. Según una testigo, incluso las cuidadoras del centro de acogida han sido amenazadas en varias ocasiones. Los testimonios de los vecinos son claros: «Hemos dado libertad a unos para quitársela a otros». «No entiendo por qué la gente no habla de lo que realmente está pasando».
El ayuntamiento ha prometido reforzar la seguridad en las zonas donde estos jóvenes suelen estar, pero los residentes no se sienten tranquilos. «Formentera siempre fue un lugar libre y ahora los padres tienen miedo de dejar a los niños en la plaza del pueblo como solían hacer», comentan.
Tras el robo del domingo, el agresor fue detenido, pero luego puesto en libertad, lo que ha generado aún más indignación entre los habitantes de la isla.