CK Hutchison ha sellado un acuerdo histórico para desprenderse de su participación en 43 puertos repartidos en 23 países, incluidos dos en Panamá, en una operación liderada por BlackRock y Terminal Investment Limited. La venta, valorada en 19.000 millones de dólares, se produce en un contexto de creciente presión geopolítica y un escrutinio cada vez mayor sobre sus concesiones.
Estados Unidos ha puesto su atención en la vital ruta marítima que atraviesa América Central, con el expresidente Donald Trump alegando—sin pruebas—que China la controla y que Washington la está «recuperando». En paralelo, las autoridades panameñas han cuestionado la concesión de CK Hutchison sobre los puertos de Balboa y Cristóbal, con el fiscal general del país calificándola de “inconstitucional”.
A pesar de estas tensiones, CK Hutchison ha asegurado que la transacción “no tiene relación con las recientes noticias políticas”. Sin embargo, la venta se ha cerrado a un múltiplo de 13 veces el ebitda proyectado para 2025, por debajo del promedio del sector, lo que sugiere un posible descuento debido a la presión geopolítica.
Este movimiento estratégico permite a CK Hutchison reducir su endeudamiento y devolver más efectivo a sus accionistas. La empresa ha elevado sus dividendos del 31% al 40% de las ganancias, mientras que su ratio deuda neta/ebitda cayó a 1,63 en 2023.
Ahora, todas las miradas están puestas en Victor Li, hijo del magnate Li Ka-Shing y actual presidente de CK Hutchison. Con 19.000 millones de dólares en caja, podría consolidar su legado con inversiones audaces, como la reciente oferta de 9.000 millones por Thames Water o su interés en una firma británica de gestión de residuos valorada en 7.000 millones de libras.
Tras ejecutar la mayor desinversión en la historia del grupo, CK Hutchison se prepara para dar su siguiente gran paso en el mercado global.
