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¿Qué es la Operación Dudula?

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Un país lejano, cuyo nombre solo nos viene a la mente asociado a una remota noche futbolística del año 2010, y cuya capital es asociada a las preguntas del Trivial que van «a pillar». A algunos les podrá sonar por su mención asociada a los BRICS y a la tan manida —y sobrevalorada— «multipolaridad». Pero por lo general, podemos hablar de un país que sufre un habitual «efecto Mandela».

Sudáfrica estuvo en el foco mediático a finales del siglo pasado, debido a lo costoso que fue superar un sistema tan anacrónico como el «apartheid». Pero el actual país ha cambiado desde aquellos oscuros años de ostracismo internacional. Generalmente es considerado como una de las potencias económicas de África, siempre rivalizando con la inestable Nigeria. El Mundial que coronó nuestro entrañable Andrés Iniesta quiso ser el evento deportivo que proyectase al país internacionalmente y mostrase una imagen del mismo asociada al progreso y la prosperidad. Pero incluso en los reportajes futbolísticos de aquellos años, junto a las vuvuzelas, eran habituales las imágenes de los grandes y poblados suburbios de las principales ciudades del país que servían como sedes. A esta tradicional desigualdad se le sumó el efecto de la crisis causada por el coronavirus. En la actualidad se calcula que uno de cada tres sudafricanos está en paro

Con el paso de los años esta situación se agravó y se le sumaron más factores a la mera marginación y la desigualdad social: la inmigración masiva. Sudáfrica se encuentra colindante al norte con Namibia, Botswana, Zimbabue, Mozambique y Esuatini (antes Suazilandia). Se trata de países menos desarrollados que su vecino sureño, inestables políticamente y con altas tasas de natalidad. Al igual que en el centro y norte del continente, una de las escasas vías que se le presentan —y que al mismo tiempo más se promociona exógenamente— a las poblaciones de estos países es abandonar los mismos. Como el camino hacia Europa es largo y costoso, muchos de ellos deciden migrar hacia la patria de Mandela.

En ¿Quiénes somos? Se definen como una «asociación informal de individuos políticamente conscientes», con «fundadores provenientes de la política, con dotes de liderazgo y entrenamiento militar». Foto: Operation Dudula

Pero ante la masividad del fenómeno, en el año 2021 surge un grupo nacionalista denominado «Operación Dudula», que en zulú significa «forzar a la expulsión». Aunque su origen no está claro, se cree que pudo nacer a raíz de una escisión de un grupo anterior denominado «Pon a los sudafricanos primero». Este grupo incide en la idea de que quiere que todos los extranjeros sean expulsados del país. Su mayor énfasis es en la relación de las comunidades de inmigrantes con el consumo de droga, así como la bajada de los salarios paralela a la llegada masiva de extranjeros. En su momento se hizo bastante viral el vídeo en que la colaboradora Dimakatso Makoena dice, mientras llora, que odia a los extranjeros porque ellos fueron quienes introdujeron a su hijo en la adicción a las drogas. También hacen un importante énfasis en lo referente al comercio al por menor y pequeños establecimientos similares, incidiendo en el hecho de que ahora la mayoría de los mismos se encuentran copados por extranjeros. Así mismo, son comunes los vídeos de patrulleros de Dudula encarándose con vendedores ambulantes.

Ante el auge de Dudula, la respuesta del gobierno ha sido tildarlos de xenófobos y relacionarlos con el pasado apartheid. Por un lado, los medios citan informes como el de 2022 elaborado por el Instituto de Estudios de Seguridad (ISS), afirmando haber casi 4 millones de migrantes en Sudáfrica, lo que representa el 6,5% de la población. Por otro lado, el Ministro del Interior, Aaron Motsoaledi, admitió que el gobierno desconoce las cifras de indocumentados en el país.

Más allá del debate de las cifras, el cambio en los modos de vida en los suburbios negros de Sudáfrica ha cambiado a raíz de los fenómenos migratorios. Esto ha llevado a que entrevistados pertenecientes a Dudula lleguen a hablar de la añoranza incluso por valores de la Sudáfrica del Apartheid, como el respeto por ciertas conductas sociales o la no asociación directa de pobreza con marginación y autodestrucción, como en el caso de las drogas y la delincuencia. Asi mismo Dudula cuenta en su expediente con ciertas manchas oscuras, como el asesinato de un padre de familia de Zimbaue o el incendio del mercado de Yeoville. De sus declaraciones en redes sociales también se puede intuír un cierto tinte de supremacismo racial negro.

Tras el decaimiento que sufre el Congreso Nacional Africano —partido político que ya servía a Mandela en su tiempo—, Dudula ha decidido dar el paso y conformarse como un partido político que aspira a dirigir el país.

Resulta sorprendente cómo la mayoría de los medios abordan el enfoque de la «Operación Dudula». Aunque la mayoría prefieren no tratarlo, los que lo hacen se embrollan ellos mismos tratando de entender los «mecanismos internos del odio», mostrando una visión moralista y más que sesgada de la realidad. Para ellos es inconcebible que un negro pueda rechazar a otro negro, teniendo una extraña concepción que parece apuntar a una atávica «hermandad racial». Una de las afirmaciones que más les cuesta digerir es la de cuando se dice que alguien es «demasiado negro para ser sudafricano», evidenciando así que el racismo se da con frecuencia entre la propia gente negra. En lo referente a Dudula, también se rompe otro mito hondamente asentado en el imaginario mediático occidental, y es el que la defensa de las fronteras nacionales no es un asunto racial y xenófobo, sino de la mera evasión de llegar a ser un Estado fallido.

Paralelo al revuelo creado por Dudula, nos encontramos con las declaraciones de Julius Manema, líder del EFF (Economic Freedom Fighters), llamando a matar a los blancos. Vemos así como el país más meridional de África se divide cada vez más y más, mientras el sueño del progreso occidental —o de su versión de marca blanca de los BRICS— se aleja cada vez más.

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