21 de agosto de 2025

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Bruselas, nuevo cuartel general de Soros

El ejército de Soros toma Bruselas
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La denuncia de Viktor Orbán no puede pasar inadvertida: 63 ONG vinculadas a George Soros han trasladado sus operaciones de Estados Unidos a Bruselas tras la victoria de Donald Trump y el cierre de USAID. Un ejército de organizaciones que, bajo el disfraz de “derechos humanos” y “sociedad civil”, se dedican a moldear la política, financiar campañas y condicionar gobiernos.

Durante años, Soros utilizó Washington como plataforma para irradiar su influencia global. El giro norteamericano con Trump ha cerrado esa vía, pero el entramado no desaparece: simplemente cambia de escenario. Y Bruselas, capital de la burocracia europea, se convierte en el nuevo epicentro de su poder.

No hablamos de filantropía desinteresada, sino de una red política transnacional, con miles de millones en juego, que ha actuado siempre al margen de la soberanía nacional. Su modus operandi es conocido: financiar movimientos, presionar a instituciones, abrir puertas a una agenda globalista que convierte a los Estados en simples gestores de intereses ajenos.

Orbán lo define como una “amenaza a la soberanía”. Y tiene razón. Porque lo que está en disputa no es la actividad de unas ONG cualesquiera, sino la colonización política de Europa bajo el paraguas de Bruselas. Soros no busca fortalecer democracias, sino debilitarlas en nombre de un progresismo que erosiona identidades, fronteras y tradiciones.

El contraste es claro: Estados Unidos cierra el grifo a estas organizaciones; Europa, sumisa, lo abre. Y mientras Washington se protege, Bruselas se convierte en refugio del globalismo militante.

Conviene recordar que los pueblos europeos no han votado nunca a George Soros ni a sus redes, pero soportan el impacto de sus agendas en la inmigración, la política económica y la cultura. La verdadera pregunta es si Europa seguirá consintiendo que su futuro se decida en los despachos de estas fundaciones.

Orbán puede ser polémico, pero su advertencia es clara: o defendemos la soberanía de los Estados europeos, o nos convertiremos en colonias ideológicas de un magnate que nunca se presenta a elecciones pero siempre gobierna en la sombra.