La española Reyes Rigo Cervilla, integrante de la llamada Flotilla Global Sumud, continúa retenida en Israel sin cargos formales, tras ser acusada de agredir a una funcionaria penitenciaria en la prisión de Ketziot.
Según las autoridades israelíes, Rigo habría mordido a una funcionaria durante un control médico. La activista, sin embargo, asegura que fue un forcejeo mientras trataba de defender a otra compañera. Los jueces han prorrogado su detención tres días más, mientras la policía afirma no disponer aún de las grabaciones que podrían esclarecer lo sucedido.
Rigo no es una desconocida en los círculos de militancia política y pro-palestina. Vecina de Mallorca, ha participado en varias campañas contra Israel y en actos de apoyo a movimientos islamistas bajo el paraguas del “activismo humanitario”. Fue parte de la flotilla que pretendía romper el bloqueo marítimo de Gaza, una acción que Israel considera una provocación política más que una misión humanitaria.
Mientras tanto, el Gobierno español guarda un perfil bajo, limitándose a garantizar asistencia consular. Ningún partido del bloque progresista ha exigido públicamente su liberación, pese a que muchos de ellos apoyaron su iniciativa.
La situación de Rigo refleja la tensión entre el activismo ideologizado y la legalidad internacional: bajo la apariencia de misiones humanitarias, algunos grupos buscan erosionar la legitimidad de los Estados que enfrentan amenazas terroristas.