24 de octubre de 2025

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Del cajero a la caja: las sombras que el PSOE no logra disipar

Del cajero a la caja las sombras que el PSOE no logra disipar
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“En el partido no se ha ido nunca a sacar dinero de un cajero.”
La frase, pronunciada por Ana María Fuentes, gerente del PSOE, durante su comparecencia en la comisión del Senado por el caso Koldo, pretendía disipar sospechas. Pero más que aclarar, la afirmación deja tras de sí un eco incómodo: el de un partido que insiste en su pureza administrativa mientras crecen las dudas sobre su transparencia.

Fuentes aseguró que no existe una “caja B” en el PSOE, que todo pago está documentado y que los pocos movimientos en metálico se realizan con trazabilidad bancaria. Sin embargo, el problema no es solo contable: es político y moral. Porque, una vez más, la maquinaria socialista se ve obligada a explicar sus finanzas en medio de una investigación judicial por corrupción.

La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha detectado pagos en efectivo vinculados al entorno del exministro José Luis Ábalos y su asesor Koldo García. La gerente lo niega. Pero la ciudadanía, acostumbrada a la retórica de la negación sistemática, tiene motivos para desconfiar. No hay peor señal para un partido que gobernar mientras su tesorería se convierte en materia de investigación parlamentaria.

La escena es reveladora: en plena crisis de credibilidad institucional, el PSOE se presenta como garante de la legalidad, mientras la justicia revisa contratos inflados, comisiones sospechosas y sobres que nunca pasaron por cajero alguno.
Que no se haya retirado dinero en metálico no significa que no haya habido dinero en circulación. La diferencia es semántica, no ética.

El discurso de Fuentes busca proyectar normalidad burocrática —auditorías, controles, firmas—, pero choca con la percepción pública de un partido que lleva años atrapado entre su pasado clientelar y su presente de supervivencia política.
La corrupción, en España, rara vez se presenta con facturas a nombre del culpable: suele hacerlo con el lenguaje del eufemismo, las comisiones “legales” y las memorias justificativas.

En definitiva, el PSOE podrá repetir que no ha ido nunca al cajero, pero el problema no está en el cajero, sino en la caja.
Y en la caja, lo que muchos españoles ya no encuentran, es confianza.