La remigración plantea serias dudas a muchos. En un anterior reportaje quedó claro que una remigración masiva es posible en nuestros días como demostró el caso iraní este mismo año.
En la historia se han dado muchos casos de desplazamientos forzosos de población a gran escala debido a distintos motivos y producidos de forma directa o indirecta. En la actualidad no son pocos los que ven en la remigración una de las medidas necesarias para garantizar la estabilidad y el buen funcionamiento de las sociedades europeas afectadas por la inmigración masiva.
Sin embargo esta solución se suele ver como algo totalmente reprobable, pero debemos recordar que una de las expulsiones más grandes de la historia reciente es la que se dio en Argelia tras su independencia en 1962. Este suceso afectó principalmente a descendientes de franceses y europeos que llevaban generaciones viviendo en Argelia.
Este país magrebí estuvo bajo el dominio colonial francés entre 1830 y 1962. La metrópoli tuvo una especial consideración para con su colonia y la vio como una extensión de la propia Francia, lo que atrajo una intensa actividad colonizadora.
Según Benjamin Stora en su obra La guerra de Argelia (1954–1962) la población de origen europeo llegó a constituir entre el 10 y el 11% de la población total de Argelia en vísperas de la guerra en 1954, es decir en torno a un millón. La estimación más alta que se da es de 1.100.000 habitantes de origen europeo. Entre esta población se encontraban principalmente franceses y descendientes de estos, españoles, italianos y malteses. Si nos vamos a la Francia actual según el INSEE (Institut National de la Statistique et des Études Économiques) hay 7,7 millones de extranjeros, tengan o no la nacionalidad francesa, en porcentaje supone un 11,3% del total de la población, en una tendencia que va en constante ascenso.
Los franceses y sus descendientes eran conocidos como los Pieds Noirs (Pies Negros). Tras terminar la guerra de independencia argelina en 1962 su seguridad no pudo ser garantizada, sucediéndose eventos como la masacre de Orán, en la que murieron al menos 95 pieds noirs. La nueva situación de violencia e inseguridad obligó a Francia a ofrecer una evacuación de los colonos. En torno a un millón de pies negros llegaron a la vieja metrópoli, donde se produjeron diversos problemas sociales derivados de la llegada masiva de los antiguos colonos, incluyendo el rechazo por parte de formaciones políticas socialistas.
No solo la inseguridad fue el motivo de la expulsión, la pérdida de propiedades y de empleos, sobre todo los ligados a la administración forzaron a muchos a abandonar sus hogares, ya que estos empleos fueron reservados para los argelinos. La nueva política argelina, como era de esperar se centró en los argelinos y no en los antiguos colonos y sus descendientes, a pesar de que durante generaciones se habían desarrollado en la misma tierra. También fueron expulsados los harkis, argelinos que lucharon junto a Francia durante la guerra.
La cifra estimada de pies negros que abandonaron sus hogares oscila entre los 800.000 y 1 millón. No podemos negar la dureza del régimen colonial francés y si bien lo que hizo Argelia tiene su lógica al tratarse de un país que se acaba de liberar de una potencia colonial, eso no justifica la violencia indiscriminada que sufrieron muchos pieds noirs. No hubo ninguna intención de integrar a toda esa población, y en ese contexto histórico no se daban los flujos migratorios que existen hoy en día. El Frente de Liberación Nacional argelino veía a los pieds noirs como extranjeros invasores, por lo que estaban excluidos y marginados en la nueva Argelia independiente.
En la actualidad podemos establecer un paralelismo con Azerbaiyán y su ocupación de Artsaj en 2023. Mediante la situación de extrema inseguridad que se produjo, forzó a la población armenia a huir y abandonar sus tierras, aunque claro está que los armenios no eran colonos y habitaban en su hogar ancestral.
Argelia indirectamente forzó a marcharse a los pieds noirs, haciendo uso de su soberanía recién adquirida. No fue el único país que hizo algo así, en Libia también se forzó a marcharse a los italianos y a sus descendientes en 1970 bajo el gobierno de Gadafi. Cada Estado debe tener la posibilidad de ejercer su soberanía y hacer lo necesario para garantizar el bien común de su sociedad, en nuestro caso si eso requiere de un proceso de remigración, debemos poder realizarla sin trabas de ningún tipo, siempre humanamente y no mediante un proceso de violencia indiscriminada y gratuita. Al hacerlo, y viendo el caso argelino, no seríamos ni los primeros ni los peores.